¿Habrá comida para todos en el año 2050?
El cambio climático y, sobre todo, el mal uso del suelo dedicado a la agricultura están recortando la producción de alimentos en el planeta. En 2050 seremos 9.000 millones de seres humanos, ¿preocupan estas cifras?
Se estima que en el año 2050 la Tierra albergará a 9.000 millones de seres humanos. De seguir la estructuración actual de la agricultura y la ganadería, a mediados de siglo no habrá alimentos suficientes para todos. La población mundial continúa creciendo por encima de nuestras posibilidades. Tanto que, según algunos cálculos, dentro de cuatro décadas será necesario producir entre un 70 y un 100% más comida de la que hoy incorporamos al mercado. Y todo esto sin triturar el planeta.
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), casi mil millones de personas sufren desnutrición y la situación es probable que empeore en los próximos años sólo por la degradación del suelo. A este paso, en 2035 la producción mundial de alimentos podría disminuir en un 12%.
Ban Ki-Moon, anterior secretario general de la ONU, estimó en 12 millones de hectáreas la tierra productiva que se degrada cada año. Esta extensión equivale al tamaño de Honduras. “Podríamos regenerar unas 500 millones de hectáreas de manera rentable, en lugar de abandonarlas”, propuso Ban Ki-Moon en el Día Mundial para la Lucha contra la Desertificación y la Sequía de 2015.
El cambio climático y el mal uso de la tierra, especialmente en la agricultura, están contribuyendo a la escasez de recursos de agua dulce en todo el mundo. Si no se pone remedio a estas dos disfunciones, cada década la producción mundial de alimentos disminuirá en un 2%.
Para frenar esta caída se debe optimizar el uso de la tierra con una agricultura inteligente adaptada al cambio climático, sobre todo en las zonas más áridas del planeta, donde la escasez de alimentos es más grave.
Iniciativa 4 por 1000 para enderezar el rumbo
Las advertencias de la ONU no cayeron en saco roto y durante la COP21 de París, de diciembre de 2015, se presentó la iniciativa 4 por 1000 que fue firmada por todos los países miembros.
El método de esta propuesta es sencillo. Las plantas a través de la fotosíntesis absorben CO2 del aire y, además, en su descomposición producen materia orgánica que fija el carbono en el suelo, que es la primera reserva de este compuesto del planeta. Tal retención mejora la salud de la tierra, fortalece a los ecosistemas y aumenta la producción agrícola.
Los investigadores del Instituto Nacional de la Investigación Agronómica de Francia, mentores del proyecto, han observado que al aumentar la materia orgánica del suelo en 4 gramos por cada 1000 –de ahí su nombre- sería posible limitar el actual crecimiento de las emisiones de CO2 a la atmósfera. Fomentando la buena praxis agrícola se combatiría el cambio climático y, a la vez, se garantizaría la seguridad alimentaria de la población.
La ministra de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, esta semana ha recordado la adhesión del Gobierno español a esta iniciativa realzando su misión de arma contra el cambio climático. El objetivo, además, debe ser incentivar la –buena- agricultura.