La NASA podría haber puesto fin a la vida en Marte sin querer, la sorprendente teoría de un astrobiólogo alemán
Según un estudio reciente publicado en Nature, es posible que la NASA esté buscando formas de vida marcianas de forma incorrecta e incluso que haya matado inadvertidamente a algunas de ellas.
Marte es uno de los planetas más estudiados e interesantes para la búsqueda de posibles formas de vida extraterrestre. En este planeta hubo ríos, lagos y océanos, tenía una atmósfera más compacta y un clima suave y lluvioso.
Algo cambió entonces, probablemente la ausencia de campo magnético hizo que el viento solar, es decir, el flujo de partículas cargadas emitidas por la atmósfera superior del Sol, barriera su atmósfera y lo transformara, a lo largo de miles de millones de años, en el planeta helado y árido que conocemos ahora.
En la Tierra también hay zonas bastante parecidas a las marcianas, como el hiperárido desierto de Atacama en Sudamérica y los Valles Secos de la Antártida.En estas regiones se han encontrado importantes similitudes geológicas y medioambientales con el planeta rojo, por lo que son los mejores análogos disponibles en los que se puede investigar aunque no vayamos a Marte.
Un nuevo estudio apunta al programa Viking
Según un nuevo estudio publicado en Nature por Dirk Schulze-Makuch, profesor en el Centro de Astronomía y Astrofísica de la Universidad Técnica de Berlín, en estos entornos áridos, algunas formas de vida pueden recuperar el agua que necesitan para su supervivencia mediante sales que absorben la humedad de la atmósfera.
Por ejemplo, los organismos de la región de Atacama se han adaptado a este entorno hostil durante millones de años, viviendo en costras de sal, bajo rocas translúcidas y afrontando largos periodos de letargo.
Se trata de microorganismos extremófilos, es decir, organismos que sólo viven en condiciones extremas, principalmente halófilos, es decir, aquella clase de microorganismos que viven en condiciones de alta salinidad, y endolíticos, es decir, aquellos que viven en el interior de las rocas y son capaces de adquirir de ellas los recursos necesarios para su propio crecimiento.
Las sales de estas rocas pueden ser tan higroscópicas, capaces de absorber el agua de la atmósfera, que provocan delicuescencia y la formación de salmueras saturadas de cloruro sódico, en las que muchos organismos son capaces de crecer y reproducirse. Sin embargo, los microorganismos que extraen cantidades mínimas de humedad a través de este proceso sólo pueden tolerar una cantidad limitada de agua antes de hiperhidratarse y morir por choque osmótico.
Estos fueron los experimentos que se realizaron
En 1975, la NASA envió dos módulos de aterrizaje Viking a Marte y en aquel momento no se sabía mucho sobre las condiciones ambientales de este planeta. El programa Viking incluía tres experimentos biológicos para detectar posibles formas de vida, que, por supuesto, se diseñaron basándose en los métodos de cultivo utilizados en los laboratorios terrestres de la época y consistían en añadir agua y nutrientes a muestras de suelo y observar después cualquier cambio en el crecimiento, el metabolismo o la reproducción.
Los experimentos fueron el experimento de intercambio de gases (GEX), el experimento de liberación marcada (LR) y el experimento de liberación pirolítica (PR). Durante el primer experimento, el GEX, se añadió humedad a una muestra de suelo marciano, seguida de una solución nutritiva que contenía aminoácidos. Se observaron entonces cambios en la composición gaseosa, pero los resultados se atribuyeron a reacciones químicas y no biológicas.
En el experimento LR, por otra parte, se añadió un caldo nutritivo marcado con carbono-14 (14C) a una muestra de suelo para detectar la posible presencia de microorganismos metabolizadores, pero los resultados no fueron concluyentes.Por último, el experimento PR intentó detectar formas de vida sin añadir agua ni nutrientes, pero los resultados fueron ambiguos.
En total, los dos módulos de aterrizaje llevaban un espectrómetro de masas de cromatografía de gases (GC-MS) para detectar la presencia de compuestos orgánicos, en aquel momento considerados una prerrogativa universal de la vida. Los resultados de este instrumento tampoco fueron satisfactorios, ya que detectó cantidades ínfimas de compuestos clorados que se interpretaron como contaminantes terrestres.
Resultados negativos que quizás ocultan algo más
Inicialmente, los resultados del programa Viking se interpretaron como negativos para la vida, aunque análisis posteriores sugirieron que la GC-MS podría no ser sensible para detectar compuestos orgánicos marcianos debido a la presencia de percloratos en el suelo que podrían haber oxidado los compuestos orgánicos en dióxido de carbono.
Con los conocimientos de que disponemos hoy en día, es plausible que la adición de humedad y nutrientes al hiperárido suelo marciano pudiera haber matado cualquier microorganismo similar a los del desierto de Atacama.
Por ello, este nuevo estudio sugiere modificar la estrategia tradicional de la NASA para buscar formas de vida en Marte, buscando compuestos hidratados higroscópicos, como las sales, en lugar de buscar agua líquida.
Referencia de la noticia:
Schulze-Makuch, D. We may be looking for Martian life in the wrong place. Nat Astron 8, 1208–1210 (2024). https://doi.org/10.1038/s41550-024-02381-x