La especie humana será interplanetaria, esto pasará en la Luna y Marte según la misión Artemis
La investigación de otros cuerpos celestes del espacio nos permite conocer mejor nuestro planeta, nuestros recursos y cómo aportar soluciones a los desafíos del futuro
La misión Artemis es una colaboración entre diferentes entidades como la NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA), la candiense CSA, la japonesa JAXA, la israelita ISA y la australiana ASA, que se ha propuesto en su tercera fase llevar a la primera mujer y al hombre de nuevo al polo sur de la Luna en septiembre de 2026.
El objetivo de esta misión no es otro que asentar las bases necesarias para que las empresas privadas puedan desarrollar una economía lunar, y poder llevar posteriormente el mismo modelo a Marte en el año 2033. Objetivo que está muy arraigado en la comunidad astrocientífica, que desde hace 10 años desea convertir en realidad el sueño de una aldea lunar global, “Moon Village”.
El proyecto Green Moon fue formado por tres estudiantes malagueños en 2016 y actualmente está integrado por científicos de la ingeniería espacial, la geología planetaria y la biología vegetal. Se basa en la idea de que los astronautas no sólo coman los alimentos disecados y empaquetados, sino también una ensalada de lechuga recién cortada que sea cultivada por ellos mismos en un huerto lunar.
¿Existen antecedentes en este aspecto?
Hasta el momento la única planta que consiguió crecer en otro lugar distinto a la Tierra fue una especie de algodón que germinó dentro de una microsfera en la Luna durante la misión china Chang´e 4 llevada a cabo en 2019.
El proyecto proponía que la planta generase el oxígeno que consumían unas larvas de mosca y los desechos producidos por estas moscas proveerían del CO2 a la planta. Pero, el control térmico no se realizó correctamente por el instrumento y el brote de algodón murió en 24 horas.
Los investigadores de Green Moon han diseñado una cápsula-huerto para salvaguardar las plantas de las inclemencias del tiempo. Han hecho pruebas con distintas variedades de lechugas, pimiento, tomate, rábano y zanahoria, que gracias a sus ciclos cortos germinan en 24-72 h desde que se humedece la semilla, para ver cuáles de ellas pueden germinar en esas condiciones extraterrestres.
Esta cápsula pretende crear el efecto de un invernadero en el que tendrán regulada la luz que reciben, el suministro de agua y rango de temperatura serán constantes, entre 15ºC y 28ºC, y estarán protegidas de las radiaciones tanto solares como cósmicas. Además, incorpora la electricidad necesaria para su funcionamiento con paneles solares que le permiten aprovechar cualquier fuente de energía.
¿Cuáles son los motivos reales de esta misión extraterrestre?
En primer lugar, se considera que conocer con más detalle otros planetas rocosos del sistema solar, nos permite entender mejor la Tierra. Ahora sabemos que la atmósfera de Venus o la de Marte parecen similares a la de la Tierra en su época primitiva, aunque las tres se han transformado de formas muy diferentes. Gracias a esta información podemos entender cómo evolucionará la Tierra.
Por otro lado, tanto la Luna como Marte, los asteroides y también los cometas, son valiosas fuentes de recursos como minerales raros y metales preciosos, de los que depende el avance de nuestra sociedad actual.
La Luna es rica en helio-3, un isótopo del helio que se forma cuando el Sol interacciona con el suelo lunar. El helio-3 promete ser un supercombustible pero en la Tierra no ocurre este fenómeno porque la atmósfera actúa de escudo. Su aplicación en las centrales de fusión nuclear produciría grandes cantidades de energía sin la emisión de radiaciones peligrosas.
El suelo lunar como campo de prueba
En esta misión, también se probará y testeará el suelo lunar. Las plantas del proyecto español Green Moon también tendrán que sobrevivir en el regolito, que es como se llama a la tierra arenosa y estéril de la Luna.
Este proyecto ha realizado ensayos con el suelo volcánico de Lanzarote, que es un suelo parecido a la muestra que trajo del suelo lunar la misión Apolo 14. Procesando restos volcánicos se ha elaborado un ‘simulante lunar’ que coincide un 99,5% con el suelo de nuestro satélite.
El suelo lunar posee gran cantidad de metales pesados y casi nada de nitrógeno y fósforo, que son nutrientes indispensables para el desarrollo de la vegetación, lo que lo convierte en no apto. Pero, han probado a fertilizar este suelo con bacterias extremófilas que pueden sobrevivir en condiciones muy hostiles y extremas, obteniendo resultados positivos en la combinación de algunas de ellas que digieren los metales pesados y generan nitrógeno y fósforo.
Los beneficios de implementar cápsulas como esta van más allá de conseguir cultivar hortalizas en la Luna o en Marte. Este método se podría utilizar también para cultivar en zonas extremas de La Tierra como los desiertos o zonas áridas donde apenas hay agua. Además, la combinación de bacterias fertilizantes se convierte en una opción interesante para tratar suelos que han sufrido erupciones volcánicas como por ejemplo en La Palma, acortando mucho su tiempo de regeneración.
Después vendrá el viaje a Marte
Cuando el ser humano esté preparado la misión Artemis llegará a Marte. Una travesía de casi dos años con ida y vuelta. Dos de los mayores retos a los que el ser humano tendrá que enfrentarse allí serán la radiación procedente del Sol y la radiación cósmica ,que proviene de protones cargados energéticamente y que llegan por la muerte de estrellas aumentando la probabilidad de contraer cáncer.
Las plantas también tendrán que enfrentarse a estos retos. Por eso, un equipo del invernadero del Centro de Astrobiología (CAB-CSIC) está estudiando cómo modificarlas genéticamente con microorganismos resistentes a las radiaciones la Arabidiopsis thaliana. Y los resultados en simuladores son muy prometedores, quizá puedan llegar a aplicarse algún día a los astronautas.
Actualmente se está midiendo y evaluando el clima de Marte, ya que cuanto mejor conozcamos el entorno al que pensamos enviar seres humanos en el futuro, mejor podrán minimizarse los riesgos a los que estarán expuestos. Debemos entender las temperaturas, la presión, la humedad atmosférica, la radiación que llega al suelo de Marte. Y especialmente estudiar el polvo, que juega un papel clave en los cambios de sus condiciones meteorológicas y de la salud de los astronautas.
El próximo escalón después del planeta rojo serán las lunas heladas de Júpiter y Saturno: Europa, Encelado, Titán. Cuentan con más probabilidades de encontrar actividad biológica allí que en Marte. Los satélites de Júpiter tienen agua líquida en movimiento en sus océanos internos.