Júpiter no tiene superficie sólida, ¿si intentáramos aterrizar con una nave por un extremo, saldríamos por el otro?
Imagina que una nave espacial se dirige hacia Júpiter, el gigante gaseoso de nuestro sistema solar. Sin una superficie sólida a la vista, ¿qué sucedería si intentara aterrizar? ¿Nos hundiríamos en su atmósfera y saldríamos por el otro lado?
Si una misión espacial se dirige hacia Júpiter, el gigante de gas de nuestro sistema solar, sin una superficie sólida a la vista, ¿qué ocurriría si intentáramos aterrizar? ¿Podríamos atravesar el planeta y salir por el otro lado? Acompáñanos en este viaje para descubrir las respuestas a estos fascinantes interrogantes sobre Júpiter.
¿Cómo se formó Júpiter?
Para comprender mejor la singularidad de Júpiter, debemos retroceder en el tiempo hasta su formación. Los modelos computacionales sugieren que el gigante de gas se formó en una región del sistema solar donde ahora se encuentra el cinturón de asteroides.
Posteriormente, migró hacia el interior del sistema solar, destruyendo varias "supertierras" en su camino, antes de regresar a su posición actual. Este viaje no solo influyó en la formación de otros cuerpos celestes, sino que también desempeñó un papel crucial en la configuración actual del Sistema Solar.
Júpiter, el "planeta gaseoso"
La misión Juno ha revelado que el núcleo de Júpiter no es sólido, si no que está parcialmente disuelto y rodeado por hidrógeno metálio, siendo más grande y complejo de lo que se pensaba, con una masa de 7-25 veces la de la Tierra.
Estas condiciones extremas en el interior de Júpiter hacen imposible la exploración directa, pero los datos obtenidos por Juno ofrecen una visión sorprendente de la estructura interna del planeta.
La atmósfera de Júpiter
Júpiter, el gigante gaseoso del sistema solar, presenta una atmósfera compuesta principalmente por hidrógeno molecular (90%) y helio (10%), además de trazas de metano, amoníaco, vapor de agua y otros compuestos. Este entorno es extremadamente hostil para la vida humana, careciendo por completo de oxígeno.
A medida que nos acercamos a Júpiter, las vistas se vuelven cada vez más impresionantes y peligrosas. Las tormentas ciclónicas y vientos de hasta 500 km/h son solo el comienzo de las maravillas y peligros que esconde este sorprendente planeta.
El descubrimiento de la sonda Galileo
La sonda Galileo, valiente exploradora que se sumergió en la atmósfera de Júpiter en 1995, resistió apenas 58 minutos antes de ser consumida por la presión abrumadora.
A 700 km de profundidad, la presión es 1.150 veces mayor que en la superficie de la Tierra.
A 4000 km de profundidad, la temperatura se eleva hasta los 4000 ºC, suficiente para fundir tungsteno, el metal con el punto de fusión más alto conocido.
A 21000 km, la presión alcanza niveles 2 millones de veces superiores a los de la Tierra, donde el hidrógeno se transforma en hidrógeno metálico, un estado de la materia que aún desconcierta a los científicos por sus propiedades únicas y poco comprendidas.
Entonces, ¿podríamos aterrizar y atravesar Júpiter?
La respuesta es que una nava se hundiría cada vez más en su atmósfera densa y caótica, enfrentándose a presiones y temperaturas que destruirían cualquier objeto fabricado por el ser humano mucho antes de alcanzar una supuesta "superficie" sólida.
Atravesar Júpiter y salir por el otro lado es imposible debido a estas condiciones extremas, por lo que sólo se puede explorar a distancia. Aunque la idea de un viaje a través de Júpiter es emocionante, la realidad es que el planeta sigue siendo un enigma hostil y, por ahora, inalcanzable.