Estrellas fugaces: qué son y cómo se forman

A menudo confundidas con estrellas, las estrellas fugaces son uno de los fenómenos astronómicos más populares y hermosos de observar. Aquí te explicamos cómo se forman y por qué se producen.

Estrellas fugaces
Estos pequeños fragmentos espaciales pueden viajar a velocidades de hasta 72 kilómetros por segundo, aproximadamente unos 260 000 kilómetros por hora.

Las estrellas fugaces, a menudo vistas como destellos breves y espectaculares en el cielo nocturno, han fascinado a la humanidad durante siglos. Realmente no son estrellas, sino meteoroides que al entrar en la atmósfera terrestre producen un resplandor luminoso.

En las siguientes líneas te aclararemos qué son las estrellas fugaces, cómo se forman y por qué ocurren.

¿Qué son las estrellas fugaces?

Las estrellas fugaces, también conocidas como meteoros, son el resultado de pequeños fragmentos de roca y polvo espacial, denominados meteoroides, que ingresan a la atmósfera terrestre a alta velocidad.

Cuando un meteoroide entra en contacto con la atmósfera, la fricción genera un calor intenso, causando que el meteoroide se incinere y emita luz, creando así el brillante destello que observamos desde la Tierra.

¿De dónde provienen las estrellas fugaces?

La formación de las estrellas fugaces comienza mucho antes de que lleguen a la atmósfera terrestre. Los meteoroides que causan estos fenómenos provienen principalmente de tres fuentes: asteroides, cometas y otros cuerpos celestes que se desintegran en el espacio.

  • Asteroides. Los asteroides son cuerpos rocosos que orbitan el Sol. A medida que los asteroides colisionan entre sí, pequeños fragmentos pueden desprenderse y convertirse en meteoroides. Estos fragmentos permanecen en el espacio hasta que la gravedad de la Tierra los atrae hacia la atmósfera.
  • Cometas. Los cometas son cuerpos helados que también orbitan el Sol. A medida que se acercan al Sol, el calor provoca que el hielo se sublime, liberando gas y polvo. Este polvo puede quedar disperso en la órbita del cometa, y cuando la Tierra atraviesa esta órbita, los fragmentos ingresan a nuestra atmósfera como meteoroides, creando lluvias de meteoros.
  • Otros cuerpos celestes: Además de los asteroides y cometas, diversos eventos cósmicos como las colisiones de planetas o lunas también pueden generar meteoroides que eventualmente ingresen a la atmósfera terrestre.

Así se producen las estrellas fugaces

Las estrellas fugaces se producen cuando los meteoroides ingresan a la atmósfera terrestre a velocidades que pueden variar entre 11 y 72 kilómetros por segundo.

La alta velocidad y la fricción con el aire causan que el meteoroide se caliente hasta el punto de incandescencia, produciendo el rastro luminoso característico de una estrella fugaz.

El consejo para disfrutar de este evento es trasladarse a zonas oscuras y aprovechar los días sin nubosidad ni luna llena.

La mayoría de los meteoroides se desintegran completamente antes de llegar a la superficie terrestre. Sin embargo, aquellos que logran sobrevivir el descenso y alcanzar el suelo se conocen como meteoritos.

Observación de estrellas fugaces

Para observar estrellas fugaces, los mejores momentos son durante las lluvias de meteoros, eventos anuales en los que la Tierra pasa a través de densas corrientes de polvo y escombros dejados por cometas. Si es posible, hay que buscar lugares alejados de la contaminación lumínica.

Algunas de las lluvias de meteoros más famosas son las perseidas, las gemínidas y las leónidas.

  • Perseidas: esta lluvia llegada cada año en agosto y es una de las más activas, con tasas de hasta 100 meteoros por hora en su pico.
    • Gemínidas: se producen en diciembre y son conocidas por su brillantez y por ser visibles en ambos hemisferios.
    • Leónidas: ocurren en noviembre y son famosas por sus espectaculares tormentas de meteoros, aunque no son predecibles cada año.