Vuelta al cole: cómo recuperar rutinas y no llorar en el intento
Después de un verano de sol, relax y mojitos (bueno, o de perseguir a tus hijos por la playa como si fueran estrellas fugaces), llega ese momento que tanto tememos: el regreso al trabajo y al colegio.
Sin querer ser yo como los odiosos libros de autoayuda, la realidad se impone, y aquí estamos, intentando encajar las piezas de la vida rutinaria con algo de dignidad y, por qué no, un toque saludable. Aprovecha para cambiar y mejorar algún hábito de salud, ya sabes: quitar un buen hábito es tan difícil como quitar uno malo, arranca con el bueno.
La vuelta: lo que no te cuentan en los anuncios de la tele
Los anuncios de septiembre te venden la vuelta al cole como si fuera el momento más emocionante del año. Ni los anuncios de Navidad se atreven a tanto. Niños felices, padres relajados, agendas organizadas... Todo parece tan perfecto que casi dan ganas de matricularse otra vez en el colegio. Pero la verdad es que la vuelta a las rutinas es un poquito más complicada.
Después de un verano en el que la palabra "rutina" ha sido desterrada del vocabulario familiar, ¿cómo se supone que podemos volver a un horario regular? Pues bien, no hay fórmulas mágicas (ojalá, si la tuviera estaría escribiendo desde mi yate en las Bahamas), pero hay algunos trucos que nos pueden ayudar a hacerlo de una forma más saludable y, si tienes suerte, hasta con una sonrisa (esto último es opcional).
El madrugón: el reto más épico de todos
La alarma del despertador, ese sonido tan lejano durante las vacaciones, vuelve a ser el enemigo número uno. Volver a madrugar es tan placentero como pisar una pieza de LEGO descalzo. Pero es inevitable, así que la mejor opción es ir adelantando el horario de las mañanas paulatinamente.
No esperes al día antes de la vuelta para ajustar el despertador, eso solo traerá caos y ojeras. Comienza a levantarte 10 minutos antes de cada día hasta llegar a la hora necesaria . Y por favor, ¡deja el botón de “snooze” en paz! ¿Por qué querrías pasar 10 veces por el peor trago del día que es despertarse?
Desayunos para campeones
Nos venden el desayuno como la comida más importante del día, pero, seamos honestos, lo primero es que es falso (¿por qué les quitamos importancia a la comida y a la cena?), y lo segundo es que en septiembre desayunamos a la carrera y con cara de susto. Sin embargo, empezar bien el día puede ser la clave para sobrevivir a la rutina.
Prepárate la noche anterior. Si estás en modo héroe, incluso podrías planear un desayuno saludable y rápido, como avena con fruta, yogur con granola o tostadas integrales con aceite de oliva. Pero si la vida real se impone y termina con un café y una galleta, no te castigues. ¡Todos hemos pasado por ahí, ya mejorarás!
Organización: atiende, Marie Kondo
La clave para no sentirte abrumado con la vuelta a la rutina está en la organización. Haz una lista (sí, como tu madre te enseñó) con las tareas diarias y semanales. ¿Y el domingo por la tarde? Dedícalo a planificar la semana: menús, actividades, reuniones, la serie que vas a ver cuando por fin los niños se duerman...
Ya, yo tampoco quiero, prefiero volver a las cañas de la tarde del verano o los dramas del invierno, lo que no quiero es planificar. No nos engañemos, tu madre siempre tiene razón: tener un plan te dará paz mental y reducirá la posibilidad de que el caos se apodere de tu vida.
Ejercicio: más que una promesa de Año Nuevo
Aquí es donde todos ponemos cara de “sí claro, voy a hacer ejercicio”. Pero el movimiento es vital para mantenernos saludables y, más importante, para no perder la cordura. La vuelta al trabajo y al cole es estresante, y hacer ejercicio es una de las mejores formas de liberar tensiones . No, en serio, hay que hacerlo.
No te obsesiones con pasar dos horas en el gimnasio. Una caminata rápida de 20 minutos, un poco de yoga en casa o bailar como si nadie te estuviera viendo (aunque tus hijos te miren con cara de vergüenza ajena) es más que suficiente para empezar. La clave es encontrar algo que realmente disfrutes y que puedas incluir en tu rutina sin necesidad de un máster en logística. Y cuando no tengas ganas, hazlo sin ganas.
Dormir, ese lujo que puedes (debes) permitirte (obligarte)
No subestimes el poder del sueño. Recuperar un horario regular de sueño es esencial para que la vuelta a la rutina no te pase factura. ¿Pero cómo hacerlo si durante el verano te has acostumbrado a maratonear series hasta las tantas?
Empieza a reducir el tiempo de pantalla antes de acostarte, y no vale cambiar la tele por el móvil. Leer un libro (uno de papel, ¡sí, aún existe!) o escuchar música suave puede ayudarte a conciliar el sueño más rápido. Y por supuesto, mantén una hora fija para irte a la cama, aunque sea difícil al principio . Recuerda, el sueño es como ese amigo al que dejas de ver por un tiempo: cuanto más lo pospones, más lo necesitas.
El toque final: ¡paciencia!
Volver a la rutina no es fácil, y es posible que al principio te sientas un poco desbordado. Pero recuerda, no eres un robot y es normal necesitar un tiempo para ajustarte . No te castigues si las cosas no salen perfectas desde el primer día. Ten paciencia contigo mismo y con los demás, y antes de que te des cuenta, estarás funcionando como un reloj... o al menos, como un reloj que necesita pilas nuevas pero sigue adelante.
Así que nada de venirse arriba, lo que ya sabes que te funciona, úsalo, no lo toques. Es mejor sólo innovar con lo que no ha funcionado hasta ahora, mira que si ahora das con la tecla...
O yo que sé, engáñate y convéncete de que esto es una mezcla de desafío y oportunidad. Planificación, ejercicio, buena alimentación, no olvides seguir encontrando un rato para el buen ocio y, si todo falla, siempre puedes soñar con el próximo verano.