Viral en Twitter: "explosión" de nuestras ciudades y la isla de calor
Nuestras ciudades en las últimas décadas han crecido exponencialmente. Esta "explosión" urbanística se diluye al formar parte de su día a día, pero vista con perspectiva sorprende. Además, ha tenido consecuencias en la temperatura.
Un investigador de la Universidad de Santiago de Compostela ha diseñado unos mapas que parecen radiografiar nuestras ciudades. Sobre un fondo negro, los edificios se agrupan en un plano cenital adquiriendo diferentes colores según el año de construcción. Primero el Doctor en Geografía Física, Dominic Royé, compartió en Twitter el plano de la ciudad de Valencia y la repercusión fue tal que, desde el pasado dos de mayo, Royé ha ido publicando un goteo de “réplicas” para otras ciudades como Madrid o Barcelona. Con el feedback, los gráficos han llegado a multitud de usuarios de distintas disciplinas, que ven en estos mapas desde una oportunidad para hacer inversiones hasta un motivo de reflexión sobre el calentamiento global. Aquí nos vamos a quedar con este último, claro.
Estos mapas evidencian la rápida expansión de algunas de nuestras ciudades. Hay casos en los que se aprecia un crecimiento más comedido, como ha sucedido en Barcelona -interprétese “comedido” en contraposición al resto-, pero hay otras urbes, como es el caso de Madrid, donde el desarrollo urbanístico da verdadero vértigo. Desde los años sesenta del pasado siglo, la capital española casi ha duplicado la extensión de su núcleo urbano, y eso que los mapas del investigador no abarcan toda la ciudad, solo los alrededores del casco histórico.
En Málaga el crecimiento ha sido igualmente exponencial, pero no tanto como el observado en Valencia, donde la superficie construida parece haberse multiplicado por cuatro desde los inicios del siglo XX. Esto incide directamente en las temperaturas que día a día registran esas ciudades, viéndose incrementadas debido al fenómeno de la isla de calor urbana.
En esa línea ha compartido esta mañana los mapas el portavoz de la AEMET Rubén del Campo, recordando que este fenómeno provoca que “la temperatura en el centro de la ciudad sea mayor que en el campo circundante”. Así ha hecho un esbozo del significado de isla de calor urbana. Según traslada la AEMET en su glosario, se denomina así al área urbana significativamente más cálida que su entorno rural, como consecuencia de las construcciones y las actividades humanas. La definición incluye un ramillete de efectos ligados a la urbanización, que altera la escorrentía y la humedad, y a los materiales de construcción que aumentan la retención del calor, como el asfalto y el hormigón.
Hasta 10 ºC de diferencia entre el centro de las ciudades y su entorno
Los estudios señalan que la mole creada por los edificios, cuyo perímetro cada vez es más y más grande, puede hacer que la temperatura, en un día normal, aumente hasta 2 ºC entre el centro de la ciudad y su entorno. Sin embargo, bajo determinadas condiciones, en días encalmados con ausencia de viento, esa diferencia puede ampliarse hasta los 10 ºC. En un día de invierno esto puede resultar un lujo, pero en verano, sobre todo cuando llegan las olas de calor, las temperaturas mínimas se instalan en registros “tórridos” (no inferiores a los 25 ºC) complicando mucho el descanso de los vecinos y los cuadros de determinadas enfermedades.
Este efecto es complementario al calentamiento global que se viene observando en el último siglo. El cambio climático en muchas ciudades se está agravando por fenómenos locales como este. En la ecuación de la isla de calor no sólo entran los edificios u otras infraestructuras, estos se retroalimentan con nuestra conducta, pues al verse disminuido el confort no hacemos más que poner aparatos de aire acondicionado que contribuyen, aún más, a ese calentamiento del que huimos.
El parámetro más influyente en la intensidad de las islas de calor es el número de habitantes de la ciudad y cómo se distribuyen en esta, según sea en edificios altos o bajos; con la presencia del casco histórico en el centro de la ciudad o hallándose allí rascacielos con negocios, que es el caso predominante en Estados Unidos.
Las investigaciones dejan claras varias cosas: deberíamos cambiar el estándar de ciudad que tenemos en gran parte de España, con muchos edificios altos en áreas relativamente pequeñas, y apostar por las zonas ajardinadas. Está demostrado que los parques repletos de árboles ayudan a rebajar la temperatura más allá de las manzanas que lindan con ellos,creando una “burbuja” fresca (-2 ºC) que abraza hasta los primeros 100 metros de alrededor. En esto la Universidad de Barcelona y el experto Javier Martín Vide están sentando cátedra.