Verdades y mitos de la comida enlatada. También algunos consejos
Hemos hablado de recoger setas y de hacer conservas caseras, así que, para cerrar esta trilogía, nos falta la última opción: la comida que compramos en tarros o latas. Si tu despensa está repleta de conservas y siempre has dudado de si es lo más sano… este es tu artículo (y yo estoy en tu equipo).
Si piensas en comida en lata, tu cabeza lo asocia a baja calidad nutricional, mal aspecto, a "poco saludable" o hasta "comida triste". De hecho, se le han atribuido efectos tóxicos por el material de envasado. ¿Hay algo de cierto en eso? ¿Deberíamos evitar la comida enlatada? Como (casi) siempre en alimentación, todo esta lleno de grises.
Claro que es estupendo tener una dieta completa de alimentos frescos, pero nuestro día a día no siempre lo permite. ¿Por qué no aprovecharnos de quien procesa esa materia prima y hace que dure más?
Existen otras opciones de conservación de esas materias primas frescas que mantienen la misma calidad nutricional: el ultracongelado y las conservas en bote o en lata. Eso sí, en todas hay que buscar alimentos más que productos, no es lo mismo unas espinacas ultracongeladas que surimi empanado.
¿Cómo se elaboran las conservas industriales?
Como en casa, pero con un control extra de tiempo, presión y temperatura. Se escoge la materia prima, se lava, se trocea o adereza si es necesario.
Después, se somete a un proceso térmico con el tiempo y la presión adecuada en el propio envase consiguiendo una esterilidad interior que consigue que se mantengan sus propiedades y su inocuidad durante mucho tiempo tiempo.
¿Tienen menos nutrientes?
Las vitaminas más termolábiles como la A o la C sí pueden disminuir, pero también lo hacen cuando las cocinamos nosotros. En cambio, otras como la D y otros macronutrientes y minerales se conservan intactos. Incluso en el caso del licopeno del tomate se aumenta la proporción, igual que la B3 o los ácidos grasos Omega 3 de los pescados, en los que habrá en más cantidad en las conservas.
Lo que nos importa: ¿son seguras?
Durante mucho tiempo se ha puesto en cuestión la seguridad de las latas por los materiales de envasado. Podemos estar tranquilos, esos materiales se analizan y garantizan que no hay migración a los alimentos en cantidades de las que debamos preocuparnos.
Eso sí, una vez han sido abiertos, si sobra comida, los propios procesos de oxidación hacen que sea más seguro cambiarlos de envase a uno de vidrio, por ejemplo.
Deberíamos también comprobar que la lata no está golpeada, hinchada, oxidada... esto indica que no está en buenas condiciones. Del mismo modo, en el caso de la tapa de los tarros. Además, si no hacen "plop" al abrirlos, sospecha, probablemente no se ha hecho el vacío correctamente.
¿Son un alimento de elección?
Depende, aquí vienen los grises. Igual que con el ultracongelado, si elegimos mal el producto, tendrán que ser de consumo esporádico. El ejemplo más claro es una lata de fruta en almíbar. ¿Es fruta? pues hombre, lo es. ¿3 latas de fruta en almíbar al día? Obviamente no. Que está repletito de azúcar.
Del mismo modo deberíamos tener un especial cuidado en el caso de la sal y elegir los que tengan menos cantidad. No es fácil, habitualmente tienen bastante, así que los "sin sal" o "bajos en sal" serán un poquitín mejor.
Si pensamos en el precio... piensa en esto: Si no tenemos nada en la nevera y no queremos invertir tiempo en cocinar, tenemos dos opciones:
- Elegir la cara y poco sana comida a domicilio
- Abres una lata y al ataque. Si te vienes arriba, puedes incluso completar un plato más elaborado.
No me negarás que en cuanto a precio, tiempo y calidad nutricional ganan por goleada las conservas. Otra cosa es que te apetezca o no, eso ya es la elección de cada uno.
Por si no sabes por dónde empezar aquí van tres ideas:
- Bote de garbanzos con espinacas, ajo y pimentón.
- Lentejas de bote y una lata de pisto.
- Ensalada de caballa en conserva con tomate Cherry y aceitunas negras.
Has tardado más en leer el artículo que en hacerlo. Una opción más para aumentar nuestros buenos hábitos de alimentación. Y no lo olvides, después: al contenedor de envases.