Todo lo que no puedes perderte de Sepúlveda: la ciudad medieval de Segovia más popular

Su arquitectura románica, la ciudad romana de Confluentia, su exquisito asado de cordero y el Parque Natural de las Hoces del Río Duratón, una de las mayores reservas de buitres leonados de Europa, son solo algunos de sus inolvidables encantos.

La villa medieval de Sepúlveda es uno de los tesoros más importantes de la provincia de Segovia.

En el corazón de la provincia de Segovia, sobre altos farallones rocosos, se alza uno de los pueblos más pintorescos y emblemáticos de Castilla y León: Sepúlveda. Una villa de apenas 990 habitantes que ha sabido preservar su esencia medieval y aúna una rica herencia histórica con una belleza natural incomparable.

Su excelente ubicación, a 55 km de Segovia capital, 137 km de Burgos, 119 km de Madrid (por la A-1) y 115 km de Valladolid, hace que sea un destino ideal para una escapada de fin de semana o también para unas vacaciones más largas.

En cualquier caso, sus alojamientos rurales y su ambiente tranquilo lo convierten en un lugar perfecto para desconectar del estrés diario y sumergirse en la autenticidad de la España rural que tantos encantos tiene para ofrecer.

Un fascinante viaje al medievo

Uno de los principales atractivos de Sepúlveda es su casco histórico, declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1951. Pasear por sus calles empedradas invita a retroceder en el tiempo y a descubrir verdaderas joyas del románico escondidas en sus rincones, muchas de ellas declaradas Bien de Interés Cultural.

Plaza Mayor con el Ayuntamiento, restos del castillo y, al fondo, la iglesia románica de El Salvador.

Entre los monumentos religiosos más destacados se encuentra la iglesia de El Salvador, situada en la parte más elevada de la villa y construida en el siglo XI, por lo que está considerada una de las más antiguas de la región y uno de los mayores exponentes del románico sepulvedano.

También la de la Virgen de la Peña (siglo XII), declarada Monumento Nacional desde 1931; la de San Bartolomé (siglos XI-XII); o la de San Justo (siglos XII y XIII), sede del Museo de los Fueros y declarada Monumento Nacional en 1931. Este último templo se encuentra en el centro neurálgico del pueblo, su acogedora y animada Plaza Mayor.

Los monumentos civiles más importantes son las murallas medievales que rodean parte del pueblo y recuerdan la importancia estratégica de Sepúlveda durante la Reconquista; y el castillo, primero una fortaleza romana, luego una alcazaba árabe y, posteriormente, reconstruido en tiempos del conde Fernán González.

Vista aérea de la Villa de Sepúlveda.

También merece la pena visitar la antigua cárcel y alguna de las muchas casas-palacio de la villa, como la del Conde de Sepúlveda o la de los Proaño, conocida popularmente como Casa del Moro por la cabeza sobre un alfanje que preside su fachada plateresca.

Maravillas en sus alrededores: las Hoces del Río Duratón y Confluentia

Para los amantes de la naturaleza, es imprescindible acercase al Parque Natural de las Hoces del Río Duratón, a pocos kilómetros del centro de la villa. Un espacio protegido que destaca por su impresionante cañón de roca caliza, que alcanza hasta 100 metros de altura.

Allí también se encuentra una de las colonias más importantes de buitres leonados en Europa. Pasear en canoa por las tranquilas y serpenteantes aguas del Duratón mientras se observa en silencio el vuelo de estas majestuosas aves en una experiencia inolvidable.

Y si eres amante de la historia, no puedes dejar de visitar los restos arqueológicos de Confluentia, situada muy cerca de la localidad de Duratón. Se trata de un antiguo municipium romano de la provincia Hispania Citerior, construido sobre una pequeña aldea celtibérica de los siglos III-II a. C.

Al pasar, una parada obligatoria es la iglesia románica porticada de Nuestra Señora de la Asunción (año 1203), de singular belleza y exuberancia decorativa en sus arcos y capiteles. Está levantada sobre una necrópolis visigoda del siglo VI con más de 600 tumbas.

Comer en Sepúlveda, un placer para los sentidos

No se puede abandonar esta encantadora villa sin disfrutar de su famosa gastronomía. El plato estrella es el cordero asado, cocinado lentamente en horno de leña siguiendo la receta tradicional, que sólo incluye agua, manteca y sal.

Cordero asado en horno de leña al estilo sepulvedano, el plato estrella de la villa.

Otros manjares típicos son los judiones de la Granja y los embutidos caseros, mejor regados con un buen vino de la denominación de origen Ribera del Duero.

Para terminar, un exquisito y tradicional postre, el ponche segoviano, que alterna capas de bizcocho empapadas en almíbar con otra de crema, recubiertas de mazapán caramelizado, con su característico dibujo de enrejado.