Temporales que acaban de rematar el Delta del Ebro
La borrasca Gloria ha provocado estragos en un Delta del Ebro en permanente retroceso. ¿Acabarán de condenar los temporales este rincón tan preciado de nuestro país?
El Delta del Ebro es el parque natural a través del cual el río más caudaloso de España llega al mar. Con una forma muy parecida a la cabeza de un dragón, casi marca la frontera entre Tarragona y Castellón. Es uno de los lugares más bonitos de visitar de nuestro país por su precioso entorno y por el gran número de especies de aves que la habitan de forma permanente o solo en época de hibernación.
El gran humedal se creó gracias al aporte de sedimentos de un río que nace en Cantabria. Así, con el paso de los años, se fue dibujando la famosa forma que podemos ver en el mapa. Si la fauna y la flora ha sabido aprovechar este entorno, el ser humano no se ha quedado atrás. De ahí sale uno de los mejores arroces de España gracias a sus hectáreas de campos que se inundan con las aguas fértiles del Ebro.
La borrasca Gloria provocó un gran oleaje en la zona. El agua de mar se adentró casi 3 kilómetros en el delta, algo que pone en peligro la producción del arroz que aún no se había cosechado. Las imágenes de satélite de estos días nos confirman que el delta sigue ahí y que quizá se ha exagerado diciendo que el temporal lo había borrado del mapa. Pero Gloria ha hecho recordar lo delicada que es una zona que en cien años podría desaparecer.
Una pérdida de tierras que viene de lejos
La regresión del Delta del Ebro empezó con la construcción de los embalses a lo largo del curso del río. Los sedimentos que fueron dibujando la figura del delta dejaron de llegar a la desembocadura y se empezaron a quedar retenidos en cada uno de los pantanos que se construían. Cortado el grifo de los sedimentos, el delta no podía seguir creciendo.
Pero a la falta de sedimentos se le han sumado otros factores que han hecho que el delta esté en una preocupante regresión desde hace años. Por un lado, el aumento del nivel del mar, que está sumergiendo lentamente sus playas. El mismo mar que con cada temporal araña toneladas de arena y se las lleva. Pero no podemos olvidar que el propio delta pesa, y este peso también está haciendo que de forma casi inapreciable se vaya hundiendo.
Y no se puede obviar que cada día baja menos agua por el río. Canales, trasvases y cada año una mayor extracción de agua para regar campos de cultivo, están haciendo que el caudal se reduzca. Todo esto hace que el Delta del Ebro esté condenado a desaparecer, temporales aparte.
Cómo puede afectar el cambio climático
Desde hace unos años se comenta que el Delta del Ebro va a desaparecer por culpa del cambio climático. Esto no es cierto, pero sí es verdad que va a acelerar su desaparición.
Con solo la falta de aporte de sedimentos y el trabajo persistente del mar, el delta retrocede. También por su propio peso. Pero si a todo esto le añadimos un aumento del nivel del mar cada vez más evidente provocado por el cambio climático, y que los temporales en el Mediterráneo van a ser cada vez más intensos, sí podemos afirmar que este proceso se va a acelerar.
No hay que olvidar que nuestro planeta está en continua evolución. Las montañas, los ríos, las costas... cambian con el paso del tiempo. Pero en este caso, el cambio de forma y la desaparición del Delta del Ebro vienen dados por la mano del ser humano y el cambio climático solo va a acelerar esta desaparición.
Por dónde pasan las soluciones
Evitar la desaparición del Delta del Ebro es muy complicado. Las soluciones que los expertos plantean son solo para reducir al máximo posible la pérdida de tierras.
Entre la soluciones, se encuentra aumentar la cantidad de sedimentos que llegan a la desembocadura. En estos momentos se quedan retenidos y se acumulan en las toneladas de hormigón de las presas. Deberíamos ser capaces de sacar esos sedimentos de ahí y permitir su descenso normal por el río.
Otra actuación sería garantizar un mayor caudal del río. Los que lo visitamos a menudo recordamos cómo años atrás el río bajaba mucho más lleno que ahora. Aunque es un tema complicado desde el punto de vista político, cada día captamos más agua del río y debería limitarse la cantidad que se extrae de él.
Luego tenemos otras actuaciones que deberían tener lugar en el mismo delta. La creación de dunas con vegetación haría aumentar su altura y podrían actuar a modo de barrera, protegiendo la zona ante futuros temporales y la erosión.