Sorprende la poca nieve que hay en las montañas españolas a estas alturas de enero, es un escenario típico de mayo
En pocos días comienza el mes de febrero, pero el preocupante aspecto que presentan los principales sistemas montañosos de nuestro país recuerda más a lo que sería habitual a mediados o finales de primavera.
Estamos a las puertas del mes de febrero, pero si contemplamos el panorama actual en las principales cordilleras españolas parece que estemos a mediados o a finales de la primavera. A pesar de las nevadas que dejó la borrasca Juan, antes Hipólito e Irene se habían "comido" gran cantidad de nieve, y las temperaturas de récord de los últimos días han acelerado este proceso.
Nieve que dura muy poco y cada vez más escasa
Aunque ha habido otras temporadas en las que a estas alturas del invierno la innivación en nuestras montañas era escasa (para recuperarse en ocasiones en febrero o marzo), en los últimos años se está observando que la nieve dura muy poco, ya sea por la entrada de potentes y persistentes dorsales subtropicales o por la llegada de suroestes templados y cargados de humedad desde el Atlántico, que dejan mucha lluvia pero una cota por las nubes.
A todo esto hay que sumarle la presencia de las temperaturas extremas registradas durante los veranos recientes, otros episodios de calor a destiempo o escasez de precipitaciones. Como ya hemos explicado en varias ocasiones en Meteored, esto parece que podría adelantar el final de los principales glaciares del Pirineo, donde varios ya se encuentran en estado terminal, y podríamos decir que ya son más bien heleros.
La innivación actual del Pirineo suele ser la habitual de mediados de primavera
De acuerdo con el último informe de evolución de recursos nivales año hidrológico 2023-2024 del programa ERHIN (Evaluación de los Recursos Hídricos procedentes de la Innivación) de la Dirección General del Agua, perteneciente al MITECO, a fecha de 23 de enero las reservas de nieve están en mínimos en varias cordilleras españolas, mientras que algunos cursos fluviales están registrando sus mayores caudales de los últimos años.
La situación es especialmente llamativa y delicada en la cuenca del Ebro, que se nutre de las nieves del Pirineo y del sector oriental de la Cordillera Cantábrica. La reserva de nieve en la actualidad se encuentra en torno a los 538,6 hm³. Si tomamos como referencia el promedio de los últimos 5 años, que ya de por sí han sido flojos, resulta que la innivación actual es más típicas de finales de primavera en vez de estas fechas.
En cambio, con los ríos pasa totalmente lo contrario. Recordemos que en los últimos meses las precipitaciones predominantes han sido del suroeste, que dejan mucha lluvia en la cara sur del Pirineo y nieve a cotas ya muy altas, produciéndose varias crecidas importantes en los cursos fluviales de este sector. A esto se le ha sumado el deshielo de las últimas semanas, en los que la nieve se ha ido rápidamente.
Una situación muy parecida en otras cordilleras
La evolución de las reservas nivales es muy similar en las cuencas del Duero, Tajo, Miño-Sil, Sierra Nevada y en la vertiente cantábrica, con una innivación actual que es más propia de mediados o finales de primavera que de finales de enero, si tomamos como referencia las medias de los últimos 5 años. No hace falta explicar que la temporada de esquí está siendo bastante mala por ahora.
Y pasa lo mismo con unos cuantos ríos, donde las estaciones de aforo están registrando estas semanas caudales superiores al promedio debido a las lluvias y al deshielo. Una excepción la encontramos en el Genil, donde baja menos agua que otros años entre que no ha nevado mucho más arriba y a la falta de lluvia que sufre la provincia de Granada desde hace varios meses.
¿Por qué no es bueno que llueva tanto en zonas de alta montaña en esta época?
Sin duda las lluvias abundantes de estos meses en las cordilleras están siendo bien recibidas por los embalses que hay aguas abajo. Sin embargo, estos episodios se van sucediendo sin apenas nevadas por medio, situación más típica de otoño o primavera. Si, por ejemplo, los siguientes meses son secos en estos sitios y no hubiera nieve en la época normal del deshielo, los ríos y los manantiales, en definitiva, los recursos hídricos, estarían en mínimos.
Esto ya lo hemos visto en los últimos años: los ríos se llenan y aportan mucha agua en estado líquido antes de lo que deberían. Y después llegan los problemas en verano. Esperemos que la situación mejore y se normalice en estas próximas semanas, porque de lo contrario en varios lugares de nuestra geografía tendrán que afrontar de nuevo unos meses estivales muy duros.