Sol y calor: imán de bichos en casa
El ser humano comparte espacio con muchos animales, que con la subida prevista de las temperaturas y el sol que viene, se nos acercarán de nuevo. Algunas de sus visitas no serán muy bien recibidas.
Damos por terminado el largo episodio de lluvias y de tormentas que ha afectado España durante las últimas semanas. A partir de hoy el sol se impone de nuevo e iremos notando cómo poco a poco, día tras día, las temperaturas van subiendo hasta que a mitades de semana volveremos a pasar calor en algunas regiones.
En esta época del año la llegada del sol y el calor viene acompañada por cambios evidentes en el medio que nos rodea. La vegetación crece a un ritmo vertiginoso y algunos animales, especialmente los más pequeños, son cada vez más presentes a la vez que molestos. No lo son todos, por supuesto, pero es el calor el que da el pistoletazo de salida a su aparición.
Los animales de los que vamos a hablar hoy son los que de forma coloquial denominamos bichos, es decir, son insectos de tamaño pequeño, de forma desagradable y que no nos suelen hacer mucha gracia. En algún caso está totalmente justificado ya que nos pueden llegar a picar o su aparición nos es muy desagradable.
El grillo, el insecto meteorólogo
De todos los bichos es el que menos miedo da a pesar de su aspecto. No suele meterse en nuestras viviendas, está muy escondido en el campo y las tardes y noches de verano nos regala su bonita banda sonora con el famoso cri-cri. Su grillar, el sonido que produce, nos trae muchos recuerdos cuando entre abril y mayo se escucha por primera vez. Por cierto, en España ya se empezaron a escuchar este año antes de este episodio de lluvias.
El grillo es un animal muy especial ya que es un auténtico termómetro viviente. A partir de los 15 grados de temperatura ya se escucha, así que si estamos durmiendo y escuchamos un cri-cri, ya podemos asegurar que fuera no hace frío. A medida que va subiendo la temperatura también lo hace la frecuencia de canto hasta llegar al límite de los 40 grados, cuando se vuelve de nuevo silencioso.
Pero aquí no queda todo. La frecuencia de su sonido se ha estudiado hasta tal manera que ya en 1897 se publicó la ecuación para obtener la temperatura exacta dependiendo del número de cri-cris. Quienes quieran ahondar más en el tema, se llama Ley de Dolbear.
Invasiones no deseadas en casa
Vamos ahora con los bichos más indeseados. En el primer lugar encontramos a los mosquitos. Muchos ya hemos recibido las primeras picaduras este año, pero lo peor está por llegar. El sol, el calor y el agua acumulada en distintos lugares que nos rodean es el escenario perfecto para que pasen con nosotros una buena temporada. Una vez metidos en casa, nos detectarán sin problema hasta chuparnos la sangre a través de su picadura. Notad que al poner el aire acondicionado, dejan de picar.
Para insecto desagradable, las cucarachas. Muchos piensan que solo campean por las alcantarillas, pero incluso en los domicilios más limpios las podemos encontrar, y no es por nuestra culpa. Este animal necesita tres cosas para vivir: agua, calor y comida. Por este motivo en esta época del año ya suelen encontrarse en las cocinas donde tienen las tres cosas aseguradas. Pueden acceder a casa a través de agujeros en la pared, como juntas mal selladas o grietas, pero también pueden hacerlo por la ventana en el momento que ventilamos la casa. Por muy limpia que la tengamos, se han visto subir incluso por los desagües.
Por mucho que tengamos cuidado en casa, otra de las maneras que tienen de entrar es a través de cajas o bolsas que traemos de fuera de casa. A pesar de lo desagradables que son, no producen ningún daño, pero un encuentro con ellas es de las peores experiencias que se pueden tener en casa. Se nos pone la piel de gallina solo de pensarlo.
Tras los mosquitos y las cucarachas, el tercer insecto que puede darnos dolor de cabeza en casa con la llegada del calor son las hormigas. En esta época del año se propagan y pueden entrar en casa en busca de comida por cualquier rincón, por muy pequeño que sea. Son insectos tan pequeños que hasta nos dan ternura, pero en gran cantidad son una auténtica plaga.