Síntomas de que al verano le queda poco
Lo que para muchos son las semanas más deseadas del año, la verdad es que a mitad de agosto el verano ya nos empieza a indicar que aguantará poco. ¿En qué se nota?
Es muy complicado decidir qué semanas del año son las mejores para disfrutar de las vacaciones en verano. Si bien es cierto que cada año que pasa optamos más por repartir nuestros días libres en varios periodos vacacionales, julio y agosto siguen siendo los dos meses favoritos. El sol y el calor están garantizados y los destinos de costa suelen ser los más escogidos.
Si este año fuera normal, los más pequeños ahora seguro que estarían mirando el calendario y comprobarían que desde finales de junio ya ha pasado mucho tiempo. Los que ya tenemos cierta edad, recordaremos la segunda quincena de agosto con tristeza. Sabíamos que el verano, con su sol, el calor, la playa, la piscina y los helados, estaba a punto de acabar. Tocaba volver a casa, primero porque los padres ya se reincorporaban al trabajo, y días después, nosotros al colegio.
Pero hoy vamos a hablar del tiempo, de la meteorología. Los que prestamos mucha atención a lo que sucede en el cielo, ya hace días que empezamos a notar que algo va cambiando poco a poco. Eso no quiere decir que venga el frío y la nieve, cuidado, pero sí que la canícula ya ha pasado junto a otras cosas que ahora repasaremos.
El día se está acortando
Mucho ha pasado ya desde finales de junio. Desde que el día 20 de ese mes tuvimos el máximo número de minutos de sol de todo el año, los más atentos habrán comprobado cómo a estas alturas de agosto el sol ya sale más tarde y se pone antes que entonces. Como siempre, depende mucho del punto de España en el que estemos, notaremos más o menos esta diferencia.
Vamos a poner el ejemplo de la capital, Madrid. El sol salió el 20 de junio a las 6:45h. Hoy, 10 de agosto, lo ha hecho a las 7:21h. La diferencia es de 36 minutos. Pasa lo mismo con la puesta. El 20 de junio el sol desapareció por el horizonte a las 21:48h. Hoy lo hará a las 21:18h. Hay una diferencia de 30 minutos. Esto hace que hayamos perdido un total de 1 hora y 6 minutos de luz desde el 20 de junio. Es muchísimo.
Esta diferencia en la salida y la puesta de sol no tiene implicación solo en la cantidad de luz que disfrutamos. El hecho de que el día dure menos implica que el sol calienta durante menos rato, y en pocas semanas, ya será más evidente haciendo un buen repaso a las temperaturas máximas que se registrarán. Igualmente, las noches serán cada vez más largas y el calor tendrá más minutos para poder escaparse.
El peor calor del verano ya ha pasado
A estas alturas de agosto los días que se consideran los más calurosos de todo el año ya han pasado. Lo que conocemos como canícula, muy bien explicado en este artículo de Juanjo Villena en tiempo.com, es la época en la que las temperaturas más se disparan de todo el año y va del 15 de julio al 15 de agosto. Eso no quiere decir, cuidado, que el calor haya terminado, pero sí iremos notando paulatinamente como el calor se va normalizando. También se notará cómo las noches son cada vez más frescas.
Con la llegada del 15 de agosto, y coincidiendo con muchas fiestas en infinidad de pueblos de España, el tiempo por las tardes y noches empieza a cambiar. No es solo una sensación. Las lluvia empieza a ser cada vez más frecuente, y de noche, ya se necesita una rebequita. Aunque haga mucho calor durante el día, si hay orquesta por la noche ya sabemos que empieza a ser necesaria una pieza extra de ropa, especialmente en el norte.
Habiendo contado todos estos cambios ligeros en el tiempo que ya se observan, y más se irán observando, aún queda verano. La temperatura del agua del mar sigue subiendo. Toca aprovecharlo. Y el sol aún aguanta horas suficientes para mantener o aumentar el bronceado. Aunque siempre, insistimos, con moderación y un buen protector solar.