Si Mahoma no va a la montaña, ya va el cambio climático
¿Sabías que las montañas abarcan el 22% de la superficie de la tierra? ¿Y que proporcionan entre el 60-80% de agua dulce del planeta? Las montañas están llenas de vida y el cambio climático las está poniendo -demasiado- a prueba.
Hoy, Día Internacional de las Montañas, es la ocasión perfecta para sensibilizarnos sobre la importancia que tienen las montañas para la vida, destacar las oportunidades y los límites que existen en su desarrollo y construir alianzas que aporten cambios positivos a los pueblos que las habitan y a los ambientes de alrededor del mundo. Sobre todo, hay que tomar conciencia de que el cambio climático acecha y puede alterarlas de manera irreversible.
“¡Las montañas son importantes!”
Con este lema (y este hashtag: #MountainsMatter), la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) es la encargada de coordinar y festejar esta efeméride para que no olvidemos lo valiosas e importantes que son las montañas para el desarrollo de la vida humana y natural. Importantes, por tanto, para la generación de agua dulce y la reducción del riesgo de desastres, ya que las avalanchas, los flujos de lodo y los deslizamientos tienden a descender hacia las tierras bajas, arrasando y desnudando a su paso las zonas forestales e inundando las comunidades y poblaciones.
Pero son importantes además para el turismo, ya que proporcionan alrededor del 15-20% del turismo mundial; la alimentación, pues 6 de los 20 cultivos más importantes de nuestra alimentación tienen su origen en las montañas; la biodiversidad biológica, pues albergan el 25% de la biodiversidad terrestre y el 28% de los bosques del planeta; y la propia población de los pueblos de montaña e indígenas, ya que el 13% de la población mundial vive aquí, donde -por cierto- el 90% de ellos vive en países en desarrollo y 1 de cada 3 se enfrenta a la amenaza de la inseguridad alimentaria, la pobreza y/o el aislamiento social.
¿Cuánto daño puede hacer el cambio climático a las montañas?
Quizá no se haga un especial seguimiento a la problemática que afectan a las montañas, y es por ello que nos venga de lleno el cambio climático y sus dramáticos efectos. Entre los más evidentes, un estudio ya determinó que el calentamiento global afectaría fundamentalmente a la distribución de las especies alpinas y a su propia supervivencia, así como a la retirada y derretimiento de los glaciares y a la alteración de los ciclos hidrológicos. Por no mencionar el aumento del grado de exposición a eventos extremos -tormentas, deslizamientos de tierra o avalanchas- y la expansión de asentamientos, carreteras y obras de infraestructura en zonas que, por su ubicación, pongan en riesgo a mayor población.
El proyecto ECCE (Efectos del Cambio Climático en España), por su parte, ya planteó diferentes medidas para la conservación de las montañas, entre las que destacan la creación de una Evaluación Ambiental Estratégica para la valoración de los impactos ambientales en áreas de alto valor ambiental y la Gestión Forestal adaptativa, relativa a las prácticas agrosilvopastoriles y la regeneración de incendios.
Pero esto no acaba aquí, pues si lo traducimos a números, según los registros -y por poner algunos ejemplos-, el Kilimanjaro ya ha perdido el 82% de su casquete helado desde 1912, los glaciares de Nueva Zelanda han encogido un 26% desde 1890 y, en al menos 30 cumbres de los Alpes Europeos, el número de especies de plantas ha aumentado en las últimas décadas debido al movimiento ascendente de las mismas como consecuencia de la elevación de las temperaturas.