Septiembre, una montaña rusa meteorológica entre el verano y el otoño
Al verano poco a poco se le va agotando la batería y nos espera un gran cambio de tiempo en pocas horas: lluvia y un buen desplome de las temperaturas. Esta variabilidad es una de las características del mes de septiembre.
Un año más nos plantamos a las puertas del mes de septiembre pensando en lo poco que nos queda de verano. Nuestros padres y abuelos siempre nos decían que a medida que nos hacemos mayores el tiempo pasa más rápido. ¡Cuánta razón tenían! Y este año, dadas las circunstancias, aún se ha notado más.
Con la llegada del mes de septiembre nos encontramos con una de las épocas de más cambios de todo el año. Toca reincorporarse al trabajo y volver al colegio, por ejemplo. No hay más remedio. Pero también es una época de cambios en cuanto al tiempo. Las primeras lluvias fuertes típicas de finales de agosto suelen ser un aviso. Luego llega la bajada de temperaturas. Quién no recuerda los primeros días de colegio estrenando los pantalones largos y el jersey por primera vez en varios meses.
El paso del calor del verano al frío de otoño no es gradual. Pasamos por una auténtica montaña rusa que desconcierta a más de uno al salir de casa. Un buen ejemplo ya lo tenemos a la vuelta de la esquina. En lugares donde hasta hace poco pasábamos calor, ya tocará abrigarse. Pero pasados estos días, que nadie crea que el frío se queda. Volverá el calor. Y falta demasiado, pero posiblemente luego nos espere otro desplome térmico. Un auténtico quebradero de cabeza para los meteorólogos y los espectadores.
La alocada transición del calor al frío (y al revés)
En nuestro país hay dos estaciones que nos suelen dejar un tiempo más estable que otras. El verano y el invierno, que a veces se nos hacen muy largos, suelen mostrar días seguidos de estabilidad, o inestabilidad, pero con unas temperaturas que siempre van en la misma línea, tanto frías como cálidas.
No pasa lo mismo con el otoño y la primavera. Ambas estaciones se caracterizan por cambios bruscos de temperatura en poco tiempo, así como del estado del cielo. Son las dos épocas en las que más complicado es hacer una previsión del tiempo a varios días vista dada la variabilidad que existe. También es verdad, en su defensa, que son las estaciones que nos dejan una temperatura más llevadera para el cuerpo humano, lejos del calor abrasador del verano y del frío terrible del invierno.
Por desgracia, tanto el otoño como la primavera, encargadas de hacer de enlace entre las dos estaciones más extremas, no hacen esta transición de forma progresiva. Las masas de aire que ahora en septiembre llegan del norte y nos producen los primeros desplomes térmicos, así como las lenguas de aire cálido que se asoman desde África en la primavera, llegan repentinamente, nunca de forma gradual. El primero de ellos nos está llegando en estos momentos.
El mar, transición con suavidad
Todo lo comentado anteriormente tiene una excepción: el mar. Aunque parezca mentira, todos los cambios de una estación a otra y que podríamos calificar como bruscos y traumáticos no los sufren nuestros mares. Todo es gracias a una cualidad del agua: su elevada capacidad calorífica.
Es esta propiedad del agua en la que se basa la bolsa de agua caliente. Un gran invento del que disfrutaban nuestros antepasados y que comentamos en tiempo.com en este artículo. El agua aguantaba durante muchas horas caliente dentro de la bolsa y evitaba que pasaran frío de noche. Aún hoy en día se encuentran en algunas tiendas y en internet.
El agua del mar es capaz de aguantar durante mucho tiempo su temperatura. De esta manera, cuando llegamos al mes de septiembre, y a veces hasta el mes de octubre, nos encontramos con el agua más caliente de todo el año. Cuesta mucho que se enfríe. De la misma manera pasa en junio y a principios de julio. A pesar del calor que hace, el agua del mar sigue estando muy fría.