12 años de Fukushima, ¿podrá la energía nuclear ayudar a salvar el planeta?
Se cumplen 12 años de uno de los desastres naturales más catastróficos del siglo XXI, siendo uno de sus resultados el accidente nuclear de Fuskushima. La energía nuclear tiene dividida a nuestro planeta, unos a favor y otros en contra. Arrojamos algo de luz a esta gran polémica.
La famosa central nuclear de Fukushima I, conocida por todos debido al gran accidente nuclear que sufrió tras el fuerte terremoto y posterior tsunami del 11 de marzo de 2011, se encuentra en la localidad japonesa que lleva su nombre en la costa noreste de Honshu, a unos 220 kilómetros al noreste de Tokio.
Durante la década de los 60 y tras el apoyo de Estados Unidos, Japón decidió instalar también una red de plantas nucleares en el país, entre ellas la de Fukushima. Mientras la compañía estadounidense General Electric se encargó de su diseño, la construcción y gestión recayó en manos de la empresa japonesa TEPCO a partir de 1967. Su puesta en marcha definitiva no llegó hasta cuatro años después, en 1971.
La planta nuclear contaba con seis reactores y una potencia total de 4,7 GW, lo que la convertía en uno de los 25 mayores complejos de centrales nucleares del mundo.
A pesar de su gran tamaño y de localizarse en una de las zonas costeras con mayor riesgo de terremotos y tsunamis, su muro de contención sólo llegaba hasta los 8 metros de altura. Principal razón por la que ocurrió el gran desastre de aquel fatídico día que, lamentablemente, hizo famosa a esta importante planta nuclear.
¿Qué pasó en Fukushima?
A primera hora de la mañana, aproximadamente hacia las 8:15 hora peninsular del 11 de marzo de 2011, se produjo un gran terremoto de magnitud 9 en las inmediaciones de la costa oriental de Honshu, a unos 60 kilómetros de la central nuclear de Fukushima.
Tras el seísmo, los reactores de la central nuclear se pararon automáticamente para controlar la fisión nuclear. A pesar de que las líneas eléctricas colapsaron, la central respondió según lo previsto y el terremoto no causó ningún problema.
Pero ahí no acabo la historia, ya que en tras el terremoto se generó un importante tsunami que, en apenas 46 minutos, alcanzó la central nuclear con una altura de ola de 14 metros, sobrepasando, con creces, el minúsculo dique de contención de la planta.
Las cantidades ingentes de agua que lograron atravesar el muro provocaron una cascada de fallos tecnológicos que culminaron con la pérdida total del control de la central y sus reactores, liberando altos niveles de radiación.
Estos niveles de radiación sobrepasaron por mil los valores normales en la sala de control y también en las inmediaciones de la planta, donde se registraron niveles ocho veces superiores a los normales.
El accidente de Fukushima alcanzó el nivel 7 en la Escala Internacional de Accidentes Nucleares, igualándose en gravedad al accidente de la planta atómica de Chernóbil.
Fukushima vs Chernóbil
La principal diferencia con Chernóbil reside en que Fukushima no fue causado por una cadena de errores humanos, sino por un fenómeno natural que ni siquiera los japoneses habían tenido en cuenta. Además, en Fukushima no se produjo la muerte de ningún individuo por liberación de radiación.
Lo más impactante fue que, pese a este desastre de origen natural, la reacción global fue posicionarse en contra de la energía nuclear. Más del 49% de los japoneses respaldaron, en 2020, la suspensión de la energía nuclear en el país.
La nuclear, ¿energía limpia?
A pesar de la impopularidad que genera la energía nuclear, lo que la mayoría de personas no saben es que es más ecológica de lo que creen.
Obviamente, este fuente no es renovable, pero sus emisiones directas de dióxido de carbono son iguales a cero. Los contaminantes que genera la nuclear se concentran durante su primer ciclo de vida, la construcción. Aún así, produce aproximadamente el mismo volumen de emisiones indirectas que las instalaciones de la energía eólica y un tercio de la solar.
A raíz del accidente de Fukushima, la gran presión mediática llevó a Alemania a desconectar la mayorías de sus plantas nucleares. ¿Y que hizo entonces? Encender las de carbón, lo que se traduce en unas 1100 muertes adicionales al año por la contaminación del aire. Además, mientras que las energías renovables son intermitentes y se deben almacenar, la nuclear es tan estable como el petróleo, el gas y el carbón.
El futuro incierto de la energía nuclear
Según algunos expertos, si se evita el reemplazo de todas las plantas nucleares del mundo por otras de combustibles fósiles, se podrían salvar más de siete millones de vidas hasta el 2050.
Aún así, y sorprendentemente, la impopularidad de esta energía tiene más peso que la nula liberación de gases contaminantes que produce. A medida que el impulso de la acción climática presiona, los gobiernos tendrán que tomar una decisión urgentemente, pero... ¿de qué lado estarán? Esperemos que junto a la ciencia.