Ruta del Hayedo de Tejera Negra o cómo disfrutar de un otoño multicolor en Guadalajara
El otoño es una buena época para hacer pequeñas escapadas de fin de semana, y por eso hoy te vamos a proponer una muy especial, cerca de Madrid: uno de los hayedos más meridionales de Europa.
En este artículo vamos a desconectar. Y mucho. Y no hace falta irnos muy lejos, sólo hasta la provincia de Guadalajara para conocer uno de los lugares más bonitos de nuestro país e ideal para conocer en otoño: el Hayedo de Tejera Negra.
Uno de los hayedos más meridionales de Europa
Situado en el Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara se encuentra uno de los parajes más especiales de España, un bosque frondoso repleto de hayas.
Lo que hace tan singular al boque de Tejera Negra es su ubicación, ya que es muy difícil encontrar hayedos tan al sur de Europa. Por este motivo, en 2017 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Para el que nunca haya visto uno, un hayedo es lo más parecido a adentrarse en un cuento de hadas, pues suelen ser bosques sombríos, y precisamente esa sombra es la que impide que debajo de ellos nazcan otras plantas. Si en primavera y verano su hoja es verde, en otoño se torna anaranjada, rojiza o dorada.
Rutas ideales para el otoño
Aunque se encuentra en la provincia de Guadalajara, este paraje único se encuentra cerca del límite con Segovia y pertenece al Macizo de Ayllón. Además está rodeado por cumbres de hasta 2000 metros, en un valle espectacular formado por los ríos Lillas y Zarza. Si te acercas este otoño, te recomendamos realizar algunos de los recorridos senderistas más populares.
Aconsejamos encarecidamente la ruta de las Carretas, con un recorrido de algo más de 6 kilómetros y unos 250 metros de desnivel, lo cual la hace apta para todos los públicos, sean expertos excursionistas o no. Se recorre en unas 2,5 horas, aproximadamente.
Se llama así porque antiguamente se utilizaba para transportar en carros el carbón que se producía en el hayedo. Y es justo en ese itinerario donde está enclavada "La Carbonera", una estructura hecha por pilas de leña que no es más que una reproducción de lo que eran las antiguas carboneras.
Es este mismo recorrido no puede faltar la visita a la pradera de Matarredonda, desde la cual podrás disfrutar de una impresionante vista panorámica del cañón del río Lillas.
Si estás acostumbrado a la montaña, no te puedes perder la Senda del Robredal, donde se puede encontrar todo tipo de fauna en sus 17 km: aves rapaces forestales, buitres leonados o ardillas, corzos, zorros, jabalíes y lobos. Durante 6 horas podrás contemplar impresionantes panorámicas, elementos de la arquitectura tradicional y atravesar los distintos ecosistemas que constituyen este enclave.
Los pueblos de los alrededores, una visita obligada
Si has finalizado el recorrido y tienes ganas de más, hay mucho que ver en los pueblos de los alrededores, como es el caso del castillo de Galve de Sorbe, o la Ermita de Santa Coloma en Albendiego. Y apunta en tu agenda este lugar: la Chorrera de Despeñalaguna, en Valverde de los Arroyos, sin duda uno de los pueblos más espectaculares de Guadalajara.