Río Turia en Valencia: jardín en el nuevo cauce, garantizando que no se desbordará
El río Turia esta semana ha vuelto a ser noticia en Valencia. Un proyecto a largo plazo quiere reverdecer el nuevo cauce, pero esto no debería hacer olvidar su misión principal: evitar las riadas.
Hace unos días el Ayuntamiento de Valencia presentó un proyecto a largo plazo para el nuevo cauce del río Turia. El objetivo es reverdecer el lecho, con zonas de uso ciudadano, y además recuperar la lámina de agua que perdió en su desembocadura hace décadas. Es buena la iniciativa, pero a juicio de los expertos hay que priorizar los riesgos a los que está sometida la ciudad. En el año 1957 la capital valenciana vivió su última gran catástrofe. El 14 de octubre, tras horas e incluso días de aguaceros torrenciales, el Turia se desbordó y anegó muchísimos barrios. Algunas calles llegaron a presentar más de cuatro metros de agua y lodo. Murieron 81 personas y los daños materiales fueron muy cuantiosos.
El nacimiento del Plan Sur, el ‘nuevo cauce’
El Plan Sur surgió como alternativa a la devastación de 1957. “El Gobierno de Franco planificó la construcción de un nuevo cauce, que arranca poco antes de la entrada del río en Valencia y discurre al sur de la ciudad, entre ella y la Albufera”, explica Rafael Armengot, Doctor en Geografía y meteorólogo valenciano. La construcción es faraónica. Tiene 11,4 kilómetros de longitud y entre 150 y 200 metros de ancho, con una supuesta capacidad de 5000 metros cúbicos por segundo, “aunque valoraciones recientes la estiman actualmente en 3700”, detalla Armengot.
Desde la inauguración del Plan Sur en 1972, el tramo antiguo y originario que cruza el centro de Valencia ha ido convirtiéndose en un exuberante jardín que alberga, además, construcciones de gran valía, como la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Calatrava.
De momento ha funcionado
De momento ha canalizado bien todas las crecidas que han acaecido desde los años setenta, “y por tanto ha funcionado”, afirma Enrique Moltó, profesor del Departamento de Análisis Geográfico Regional de la Universidad de Alicante. Pero puntualiza, “la pega es que no se ha producido desde entonces ninguna riada en el Turia de la envergadura de la vivida en 1957”.
La sensación entre los expertos valencianos es que el proyecto está por estrenar. “Funcionó sin problemas, por ejemplo, en Octubre de 2000, pero fue una pequeña avenida de 200 metros cúbicos por segundo”, recuerda Armengot. “El plan sin duda mitigará y encauzará las crecidas medianas y grandes, pero no se sabe a ciencia cierta cómo funcionará ante un episodio extraordinario”.
“Una avenida como la de 1957 no cabría en el nuevo cauce en su estado actual”
Parafraseando a Juan José Moragues, antiguo Presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar, Rafael Armengot se muestra escéptico. “Una avenida como la de 1957 no cabría en el nuevo cauce en su estado actual: la punta de 1957 se estima actualmente que alcanzó los 4400 metros cúbicos por segundo, mientras que la capacidad actual sería de 3700”, advierte. Además, algunos expertos, como el geógrafo Vicenç Rosselló, no tienen claro que una gran avenida vaya a seguir el camino marcado por los ingenieros a través del cauce nuevo. “El agua tendrá fuerte tendencia a seguir por su camino tradicional y penetrar, al menos en parte, en la ciudad de Valencia por el cauce antiguo”, cita Armengot.
Las actuaciones futuras en el Plan Sur deberían pasar, antes de afrontar la parte ambiental y estética, por las necesidades estructurales para salvaguardar Valencia. Juan José Moragues en el año 2007 ya avisó de que estaban pendientes las obras de prevención: “El proyecto era aumentar su capacidad a más de 6000 metros cúbicos por segundo, pero esto no se ha llevado a cabo”.
Riadas con un periodo de recurrencia de 200 años
En la presentación del plan trazado por el Consistorio se habló del periodo de recurrencia de los episodios de ‘gota fría’ catastróficos en Valencia, cifrándolo en 200 años. Aciertan en la estimación, pero esta no es fiable a juicio de Enrique Moltó, “se pueden producir dos riadas similares con poco tiempo de separación e incluso en pocos días, y después pasar años sin ninguna”. El profesor cree “un sinsentido transmitir tranquilidad escudándose en periodos que no se cumplen”.
Sin duda alguna, en el largo plazo dar un aspecto natural al cauce será positivo, como ya se ha hecho en el río Besós de Barcelona, pero antes hay que hacer los deberes. “Estimo que dicho proyecto es factible y deseable dentro de unos años, una vez se haya aumentado la capacidad del cauce hasta esos 6000 metros cúbicos por segundo y, además, se haya incrementado la garantía de que una parte de las aguas no circulará nuevamente por el cauce antiguo”, resume Rafael Armengot, afincado en el barrio de Campanar y aún preocupado en los episodios de lluvias torrenciales: “tengo asumido sacar el coche del garaje en caso de gran avenida”. Y Moltó avala la inquietud, “el riesgo cero no existe”.