¡Reto! Define el tiempo de cada mes en dos palabras: Febrero, veletero
Relacionemos la Meteorología con el saber popular, esta vez con los refranes mínimos en español, de solo dos palabras, que todavía aportan una mayor fuerza y expresividad a la sentencia.
Me gustaría con este escrito reconocer el ímprobo trabajo que se hace en nuestras universidades y que, muchas veces, pasa desapercibido para la mayoría de nosotros. En su artículo “Mundo, inmundo. Aproximación a los refranes mínimos en español”, Joan Fontana i Tous propone la definición de “refrán mínimo” para “la estructura parémica con sentido pleno, formulada con verbo explícito o bien elidido, y con el mínimo número posible de componentes”.
Quizás podamos decir qué relación tienen las “peras con las manzanas”, es decir, la Meteorología con los refranes mínimos. Pues mucho más de lo que nos pensamos, ya que el saber popular es una fuente de recuerdo de los acontecimientos pasados. Cuando no teníamos medidas meteorológicas directas, considerando el año 1860 como punto de partida de la denominada época instrumental, usábamos las historias, refranes y memoria escrita para poder hacernos una idea de la meteorología.
Refrán mínimo con sentido pleno
Podemos considerar que “cuanto más extremo es un hecho o cuanto más se repite en las mismas fechas, con mayor detalle será descrito y se puede convertir en un momento histórico en la memoria popular”, como nos recuerda José Miguel Viñas en su libro “¿Estamos cambiando el clima?”.
Una de las estrategias de los refranes es “la habilidad de contar mucho con pocas palabras”, como escribe Luis Iscla (El refranero de la vida humana, 1989) y así llegamos hasta los refranes mínimos en español, los cuales se caracterizan por tener dos partes: “la primera plantea la premisa y la segunda la resuelve”, en nuestra selección definiéndola “febrerillo, loquillo” (donde se hace referencia al aumento de la variabilidad de este mes).
Es obvio que voy a referirme a los dichos que tengan alguna relación con la Meteorología. En la recopilación realizada por Joan Fontana, se hallan 89 refranes mínimos, de los cuales hay 18 que podemos seleccionar, 17 que hacen referencia a un mes del año, concretamente entre febrero y julio y solo uno con un topónimo, la paremia “Tortosa, ventosa”, curiosamente idéntica tanto en español como en catalán.
Conclusiones
Utilizando “El libro de los refranes de la Temperie”, de José Sánchez Egea, la lista que aparecerá a continuación podría verse aumentada si el saber popular hubiera recortado algunos refranes que se mantuvieron con mayor detalle, como pudiera ser “En las mañanas de enero, ni se dan los buenos días, ni se quitan los sombreros”, en clara indicación del frío en las primeras horas de este mes, que bien podría haberse reducido a “Enero, heladero”.
Una de las paremias más llamativas y que podría haber dado lugar a otros doce refranes mínimos es la que reúne en un solo dicho los doce meses del año “Enero friolero, febrero ventolero, marzo airado, abril variado, mayo hermoso, junio fogoso, julio claro, agosto raro, septiembre extravagante, octubre abundante, noviembre llovedero y diciembre nevadero”.
Refranes seleccionados
- Abril, llovedero.
- Abril, mojado.
Ambos refranes hacen referencia a que este mes es uno de los más lluviosos en todas las comarcas. También se puede interpretar como una expresión de buen augurio “Abril mojado, de panes viene cargado”.
- Febrerillo, loquillo.
- Febrero, traicionero.
- Febrero, veletero.
Una vez roto el anticiclón de invierno, muy habitual en enero, con febrero se inician los cambios, pasan más frentes, aumenta el viento, las nubes, la lluvia, con ratos de sol y cambios térmicos importantes.
- Julio, abrasado.
Estamos en el mes más caluroso de todo el año, “En julio, el sol da mucho calor; y si no lo diere, guárdarte debes”.
- Junio, brillante.
También lo podemos utilizar como una expresión de buen augurio “Junio brillante, año abundante”, es el momento de recoger los cereales en muchas zonas y es muy importante que no haya ni tormentas ni vendavales.
- Marzo, igual.
- Marzo, igualazo.
Ambos hacen referencia al equinoccio de primavera y a la misma duración de los días y las noches, “El esposo de María iguala la noche al día”.
- Marzo loro.
Utilizando loro como adjetivo, la RAE nos dice “De color amulatado o de un moreno que tira a negro”.
- Marzo, pardo.
En estos dos refranes se hace referencia al dominio de la nubosidad, “Marzo pardo: poco sol y malo”.
- Marzo, parejazo.
- Marzo, perejero.
Si utilizamos la palabra “pellejero” quizás nos resulte más claro el significado del refrán, ya que hace referencia a la fuerza que va mostrando el sol en este mes, “La que a su hija quiere casar, del sol de marzo la ha de librar”.
- Marzo, ventoso.
En teoría el invierno se retira, la primavera, con sus cambios, se avecina y los frentes y las borrascas se suceden en este época del año: “Viento marzal, buen temporal”.
- Mayo frío.
Al ser un mes de transición todavía se le pide que aguante para que el verano no empiece demasiado pronto, “De mayo el frío, señal de buen estío”.
- Mayo loro.
- Mayo pardo.
Para ambos refranes es válida la explicación que se daba en marzo.
- Tortosa, ventosa.
La desembocadura del Ebro es bien conocida por su viento fuerte durante muchos días del año.