¿Cómo serán las ciudades del futuro? El COVID-19 cuestiona el modelo
Hoy se celebra el Día Mundial de las Ciudades en todo el mundo. Un año especial debido a la presencia del Coronavirus, que está remodelando el concepto de vida urbana que conocemos hasta el momento.
Quién no ha reflexionado alguna vez sobre la vida que llevamos en una ciudad. Los que nos sentimos más unidos a la naturaleza soñamos con poder abandonarla y vivir en un pueblo. Las estrellas de noche desaparecen, la contaminación nos reduce años de vida y el ruido nos despierta por las mañanas, entre muchas otras cosas. Tal es la cantidad de gente que vive en ellas, que hasta tenemos que vivir unos encima de otros en eso que llamamos edificios y que cada vez más altos. ¿Vale la pena?
Pero la vida en una ciudad también ofrece un sinfín de oportunidades. Los comercios están a la vuelta de la esquina, así como los colegios. En caso de encontrarnos mal hay centros de salud a pocos minutos de nosotros. Y cuánto se agradece los viernes y los fines de semana tener un cine y lugares de ocio en los que poder liberar el estrés acumulado de lunes a viernes.
El Día Mundial de las Ciudades se celebra para reflexionar sobre el modelo de ciudad que tenemos y cómo es la mejor manera de encarar el futuro. Pero no se centra solo en las grandes capitales, sino también en pequeñas ciudades y pueblos. Si queremos una vida saludable y de progreso, es vital una buena gestión y planificación de los recursos para que el modelo que conocemos de ciudad sea viable para muchos años.
El Coronavirus entra en juego
La irrupción del COVID-19 ha puesto en escena la debilidad con la que cuentan las ciudades a la hora de luchar contra una pandemia. Las aglomeraciones que se generan diariamente en algunos lugares, tales como el metro o los centros comerciales, pone en peligro a miles de personas. Es por este motivo que las autoridades sanitarias deben cortar libertades de las que disfrutamos a diario para evitar que el virus se extienda a través de la comunidad.
No solo nuestro movimiento se ha visto afectado por la pandemia. La economía nos ha recordado que somos demasiado dependientes de mercados globales como el turismo, algo que ha afectado muy de cerca a nuestro país. Con el cierre de fronteras, miles de negocios han visto cómo el número de clientes se ha reducido de tal manera que algunos se han visto obligados a cerrar. Una debilidad que debería hacernos reflexionar en el futuro.
El futuro de las ciudades
El COVID-19 es solo un elemento más que entra en juego en cómo organizar una comunidad que concentra a miles, y a veces, millones de personas, en pocos kilómetros cuadrados. ¿Cómo afectará el cambio climático la vida en las ciudades? ¿Cómo reducir la contaminación? ¿Cómo paliar la desigualdad presente en absolutamente todas las urbes? Son problemáticas que están encima de la mesa.
Al fin y al cabo donde hay que centrar los esfuerzos es en hacer viable y sostenible un modelo de vida que nos hemos inventado y del cual podemos obtener muchos beneficios. Pero no es fácil. El futuro que nos espera es complicado. Los cambios que se están produciendo suceden en periodos de tiempo demasiado cortos para reaccionar. Nuevas tecnologías, el cambio climático, la sobrepoblación, las pandemias... son retos a los que nos tenemos que enfrentar y salir exitosos si queremos dibujar un buen futuro.