22/02/2022: el Sol iluminará a Ramsés II. ¿Es algo único?
Los rayos del sol iluminan al faraón Ramsés II en su gran templo de Abu Simbel solo dos veces al año, igual que sucede con el espectáculo del ocho en la catedral de Palma de Mallorca, ¿casualidad? Veamos a continuación como son estos fenómenos.
Aún en esta época de conexión total y redes sociales, mantenemos una callada admiración por las civilizaciones antiguas y sus grandes logros arquitectónicos, a los cuáles unimos y relacionamos con un cierto halo de misticismo, leyenda y religiosidad.
Construcciones megalíticas como Stonehenge o las pirámides de Egipto, los logros romanos o incluso alguna de nuestras catedrales, nos animan a viajar con la imaginación a tiempos muy antiguos y pensar cómo nuestros antepasados fueron capaces de realizar semejantes hazañas con unos medios mecánicos mucho menos desarrollados que los actuales.
El gran faraón Ramsés II y su construcción emblemática
Uno de los ejemplos más característicos de este esfuerzo titánico, que ha dejado en nuestro idioma la frase “empresa u obra faraónica”, utilizada para aludir, generalmente, a construcciones sobredimensionas con grandes costos económicos o de discutible utilidad -por lo menos para quién usa el término-, es la construcción de los templos de Abu Simbel, excavados en la roca durante el reinado del faraón Ramsés II en el siglo XIII a.C.
Son unos monumentos dedicados a dicho faraón y a su esposa Nefertari, supuestamente para conmemorar la victoria en la batalla de Kadesh y mostrar su poder a sus vecinos del sur, los Nubios. Se calcula que la fecha de inicio del proyecto se remonta al año 1284 a.C. y se cree que se tardaron unos 20 años hasta su finalización.
Con la construcción de la presa de Asuán estos monumentos estaban en peligro de quedar bajo las aguas del Nilo, por lo que entre 1964 y 1968 todo el sitio fue desmantelado, elevado y reensamblado en una nueva ubicación, 65 metros más alta y 200 metros más lejos del río. Tras algo más de cuatro años de arduo trabajo bajo el ardiente sol del desierto, utilizando algo más de un millar de trabajadores, todos los medios técnicos de la época y con un coste de la operación de unos 40 millones de dólares de la época se consiguió salvar esa maravilla arquitectónica.
Los egipcios y su relación con la astronomía
Da que pensar que tras 33 siglos entre su construcción y su salvación, con la diferencia de medios de construcción entre un momento y otro, la operación se llevara a cabo con una diferencia de tiempo de algo menos de 15 años. Y no solo tenemos esa muestra de “poder faraónico” sino que hay una maravilla astronómica ligada al gran templo de Abu Simbel, el dedicado al faraón.
Como vimos en este artículo, la salida helíaca de la estrella Sirio marcaba el inicio del año, que en la actualidad correspondería con el día 19 de julio y coincidía con la inundación provocada por la crecida del río Nilo, devolviendo la vida a la tierra reseca, algo que los antiguos egipcios creían que era una manifestación de influencia divina y que relacionaban con la diosa Sopdet, representada con una gran estrella en su cabeza que se piensa pudiera ser Sirio.
También es interesante cómo este sol, en realidad binario, es muy conocido desde la antigüedad y relacionado con diferentes civilizaciones tan dispares como la griega, la maya o los inuit de Alaska y en casi todos los casos unido con los cánidos, quizás por esto los griegos bautizaron a la constelación donde se encuentra esta estrella como Canis Maior, el Can Mayor.
Los espectáculos de luz
Y ahora regresemos con la astronomía a Egipto y hablemos de esa maravilla, que se produce solo dos veces al año cuando los rayos del Sol llegan hasta la figura del faraón y vuelven a darle vigor para continuar con su existencia en el más allá junto a los dioses Ra, el dios Sol, origen de la vida y responsable de la muerte y la resurrección y Amón, dios de la creación.
En la actualidad y tras los cambios de emplazamiento comentados anteriormente, los dos días en los que podemos ver esta maravilla son el 22 de febrero y el 22 de octubre, cuando los rayos solares, tras atravesar los alrededor de 60 metros que separan la puerta de entrada de las estatuas situadas al fondo, las ilumina durante unos minutos. Junto con las tres estatuas anteriormente indicadas que sí reciben los rayos solares, hay una cuarta, la del dios Ptah, el señor de la magia, considerado como uno de los creadores de la mitología egipcia y que con el paso del tiempo fue identificado con el dios funerario, la cual permanece en la penumbra, no recibiendo la luz solar. Otra casualidad, o no, que podemos añadir a este fenómeno.
El "Espectáculo del Ocho" en Palma de Mallorca
También tenemos otra representación de la luz solar y de la arquitectura más cerca de nosotros. En la catedral de Palma de Mallorca se produce otro efecto lumínico digno de un faraón, es el “Espectáculo del Ocho”, cuando la luz del orto atraviesa el rosetón mayor y su reflejo se proyecta en la pared de delante, justo debajo del otro rosetón opuesto de la fachada principal. El resultado es una explosión de color gracias al mosaico de cristal del vitral mayor de la catedral, formando, entre este y el otro, una forma de ocho. Tal fenómeno de luz solo se produce dos veces al año, el día 2 del mes 2, festividad de la Virgen de la Candelaria y el día 11 del 11, día de San Martín. Curioso, ¿verdad?