Qué ver en Lanzarote: las 5 paradas imprescindibles en la isla de los cien volcanes

Lanzarote es un paraíso de contrastes donde la naturaleza y la mano del hombre se encuentran en perfecta armonía. Una isla que invita a perderse entre sus arenas negras, formaciones volcánicas y obras maestras que rinden homenaje a la tierra.

Aunque Timanfaya es el lugar más conocido de Lanzarote, la isla esconde múltiples sorpresas.

"Nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar" escribió el genial César Manrique, pintor, escultor y artista canario conocido por buscar la armonía entre el arte y la naturaleza. Lanzarote, su isla y la isla de fuego y lava, parece haber entendido esta máxima desde su origen.

Los lugares que no tienes que perderte en esta sorprendente isla

Sus ríos de lava, que en su momento fluyeron sin descanso, han moldeado estos paisajes únicos que hoy asombran al mundo. Si no has viajado nunca a esta isla, aquí te damos las claves de qué ver y visitar.

El Parque Nacional de Timanfaya, un viaje al corazón del fuego

Empezamos nuestro repaso en el Parque Nacional de Timanfaya, un auténtico espectáculo de la naturaleza que parece sacado de otro planeta. Declarado Parque Nacional en 1974, este enclave abarca más de 51 kilómetros cuadrados de paisajes volcánicos. Sus imponentes campos de lava, nacidos de las erupciones del siglo XVIII, ofrecen un recorrido que transporta a los visitantes al origen mismo de la isla.

Toda esta superficie incluye, entre muchas otras cosas, la Ruta de los Volcanes, un tour guiado en autobús que te invita a entrar en este terreno hostil a la par que fascinante.

Una de las experiencias más curiosas que puedes vivir es en el Islote de Hilario, donde los guías demuestran el calor que todavía emana del subsuelo, con chorros de vapor y pequeños fuegos que surgen de la tierra. Incluso hay un restaurante, El Diablo, donde los alimentos se cocinan directamente con el calor geotérmico.

Los Jameos del Agua, el arte de César Manrique bajo tierra

Uno de los mayores legados del artista lanzaroteño César Manrique es este espacio mágico, que fusiona naturaleza y arquitectura: Los Jameos del Agua, una serie de tubos volcánicos transformados en un oasis cultural y estético.

El lugar alberga un lago natural habitado por cangrejos albinos, únicos en su especie, rodeado por exuberante vegetación y estructuras diseñadas para realzar la belleza del entorno. Manrique aprovechó la singularidad de este espacio para crear un auditorio con acústica excepcional, perfecto para conciertos y eventos.

La Graciosa, una isla donde el tiempo se detiene

Si buscas desconectar del mundo, la isla de La Graciosa es, sin duda, el lugar ideal. Separada de Lanzarote por el estrecho de El Río, esta isla es un refugio de tranquilidad y belleza. Apenas habitada, ofrece playas vírgenes, caminos sin asfaltar y un ambiente donde reina la calma.

La Graciosa
Espectacular vista aérea de La Graciosa, uno de los pocos lugares poblados de Europa que no tiene carreteras asfaltadas, un auténtico paraíso de la desconexión.

El puerto de Caleta de Sebo es el punto de entrada para los visitantes, y desde allí, se pueden explorar rincones como la Playa de las Conchas, con su arena dorada y vistas al islote de Montaña Clara. Lo mejor de esta isla es que no hay ni coches ni prisa: sólo tú, el mar y el cielo infinito.

Fundación César Manrique, un homenaje al artista y a su tierra

César Manrique es sinónimo de Lanzarote, y su casa-taller convertida en fundación es un reflejo de su amor por la isla. Construida sobre cinco burbujas volcánicas en Tahíche, esta obra maestra combina arquitectura tradicional con elementos vanguardistas.

La fundación no sólo muestra la vida y obra de Manrique, sino que también resalta su lucha por mantener la identidad de Lanzarote intacta frente al turismo masivo. Caminar por sus salas y jardines es adentrarse en la visión de un artista que veía la naturaleza como el mayor de los lienzos.

La Cueva de los Verdes, un túnel al pasado

Cerramos este recorrido con la Cueva de los Verdes, un túnel volcánico que, como los Jameos del Agua, forma parte del sistema creado por la erupción del volcán La Corona. Sin embargo, aquí se respira un ambiente más misterioso e íntimo.

En la antigüedad, los habitantes de Lanzarote utilizaban esta cueva como refugio contra los ataques piratas. Hoy en día se ha acondicionado para mostrar su imponente belleza a los visitantes, con juegos de luces que destacan las formas y colores de las paredes volcánicas. Y, como sorpresa final, guarda un secreto que solo descubrirás al visitarla.