Qué son las corrientes de retorno, el peligro invisible que acecha en muchas playas de España
En las últimas semanas este peligroso fenómeno está detrás del ahogamiento de un elevado número de bañistas en las costas mediterráneas. Te explicamos por qué se forma y cómo actuar ante una corriente de retorno.
Con la llegada de las altas temperaturas, muchas personas elegirán las playas como destino de vacaciones estos meses. Aunque suele ser muy apetecible darse un chapuzón cuando el calor aprieta, se suele pasar por alto que el mar no es una piscina, y que una tarde tranquila en la playa puede convertirse en algo desagradable o trágico si no se respetan las banderas o las indicaciones de los socorristas.
Desgraciadamente, en estas últimas semanas varias personas han muerto ahogadas en diversas playas de la costa mediterránea. Es cierto que el servicio de salvamento aún no estaba activo en muchos arenales, pero es un dato preocupante cuando aún no estamos en la temporada alta. En la mayoría de los casos, las desconocidas y peligrosas corrientes de retorno están detrás de los ahogamientos.
¿Qué son y cómo se forman estas peligrosas corrientes?
Este fenómeno suele ser poco conocido por la población, y sobre todo por aquellas personas que no están acostumbradas al mar. Y se trata de un peligro latente e invisible que se esconde en muchas playas de nuestra geografía, pero se pueden detectar y siguiendo unas pautas que comentaremos a continuación podremos evitar problemas o sustos.
En España la primera causa de mortalidad en las playas son los ahogamientos debido a las corrientes de retorno (rip currents en inglés), por lo que es necesario hacer esfuerzos y realizar campañas de educación y prevención. De hecho, desde hace varios años se instalan balizas de advertencia o prohibición de baño en aquellas franjas donde los servicios de salvamento detectan que estas corrientes se forman de manera más habitual.
La intensidad del oleaje y la batimetría (la topografía) de la playa determinan la formación de estas corrientes, que discurren perpendiculares a la línea de costa, fluyendo el agua desde la orilla hacia zonas más profundas. Pueden alcanzar hasta los 60 metros de ancho y extenderse hasta los 100 metros mar adentro. En algunos casos su velocidad puede alcanzar los 2,5 m/s.
La fuerza de las corrientes de retorno aumenta conforme también lo hacen la altura de ola y el periodo, por lo que habitualmente son más intensas en los océanos. Además, suelen verse reforzadas por las corrientes de marea, especialmente durante la mitad del ciclo de mareas.
¿Cómo podemos identificar la presencia de una corriente de retorno en la playa?
Lo primero que hay que hacer en la playa es tener sentido común y seguir las indicaciones de los servicios de salvamento y respetar el color de las banderas. Por otra parte, estas corrientes se pueden identificar a simple vista si prestamos atención al mar.
Lo más llamativo suele ser la presencia de una ruptura en la alineación del tren de oleaje o las olas que llegan a la orilla. En ocasiones es muy evidente la formación de una franja en la que no rompen las olas respecto a los lados, una señal que ya tiene que ponernos en alerta. Muchas veces esto se produce cuando se parte una barra arenosa, favoreciendo la succión mar adentro.
Cuando hay una corriente de retorno, el color del agua suele ser diferente, especialmente en las playas arenosas, donde remueven el fondo marino. Otro factor al que hay que prestar atención es si observamos una línea de espuma, algas o residuos desplazándose mar adentro, en el sentido contrario al oleaje: mejor no acercarse ahí.
¿Cómo hay que actuar si nos sorprende una?
Al contrario de lo que piensa mucha gente, estas corrientes no arrastran a unas persona hasta el fondo marino, sino mar adentro. Lo que acaba provocando en muchos casos el ahogamiento es el cansancio, ya que la mayoría de las personas no saben actuar si se ven atrapadas por este fenómeno. Y nadar a contracorriente es una opción fatal.
Si alguna vez te ves sorprendido por esto, lo mejor no es luchar contra la corriente, sino intentar escapar de ella en dirección paralela a la orilla. Cuando estés fuera de la corriente, nada diagonalmente, lejos de ella y hacia la orilla. Y si en algún momento sientes que no puedes alcanzar la orilla, pide auxilio a gritos y agitando los brazos.