¿Qué medidas deben implantarse para mejorar la respuesta ante emergencias climáticas? Conoce la estrategia “One Health”
El enfoque “One Health”, que comprende salud humana, animal y ambiental, es cada vez más importante ante los desastres naturales. Priorizar la salud y bienestar es estratégico para obtener beneficios sanitarios que transformen el futuro, haciéndolo más justo y equitativo
Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) se ha demandado recientemente una integración conjunta de la salud en las negociaciones de la Cumbre del Clima COP29, celebrada en Azerbaiyán hace pocos días.
En España, la DANA que asoló la provincia de Valencia y otros puntos del sur peninsular ha mostrado que el clima y la salud deben ir de la mano. Si mitigamos y nos adaptamos al cambio climático, estamos también actuando ante los actuales y los posibles futuros problemas de salud pública.
“La crisis climática es una crisis sanitaria, dar prioridad a la salud y el bienestar en la acción por el clima es un imperativo moral y jurídico, y también una oportunidad estratégica”, según el director general de la OMS.
¿Qué protocolos y campañas de prevención deben ponerse en marcha?
Es de vital importancia que los gobiernos inviertan en infraestructuras resilientes que se adapten a desastres naturales, por ejemplo, mejorando los sistemas de drenaje, construyendo refugios con instalaciones médicas incluidas en los mismos en zonas vulnerables y capacitando de forma continua en gestión de crisis al personal sanitario.
Algo muy recomendable y deseable sería la actuación sobre los protocolos de emergencia en colaboración con instituciones científicas para fortalecerlos. De esta forma, se aseguraría que el sistema sanitario disponga de planes preestablecidos así como personal capacitado. También una mayor dotación de equipos móviles y mejor en recursos de telemedicina, que les permita dar respuestas rápidas a población en zonas de difícil acceso.
Aunque existen muchos profesionales preparados, hay que seguir aumentando tanto su número como su formación, ya que el volumen de personas afectadas puede sobrepasar su capacidad. A su vez, deben establecerse protocolos específicos para la atención psicológica inmediata y su seguimiento a medio plazo con el fin de apoyar el bienestar emocional de los afectados y minimizar sus secuelas.
En una catástrofe, tanto el sistema sanitario como las entidades involucradas en la gestión de emergencias deben proteger y asegurar el bienestar de la población. Tiene que haber una colaboración intersectorial y una respuesta rápida y coordinada para lograr minimizar los efectos negativos, iniciando el camino hacia la recuperación de las zonas afectadas.
¿Qué es la estrategia “One Health”?
La comunidad científica insiste en la necesidad de integrar una estrategia “One Health”, que significa “una sola salud”. Este enfoque remarca que la conexión entre la salud humana, la salud animal y la salud ambiental, es cada vez más importante para dar una respuesta sanitaria efectiva en los desastres naturales.
Hay que fortalecer la vigilancia epidemiológica, planificar intervenciones conjuntas entre expertos en salud pública, veterinarios y ambientalistas, además de usar herramientas de monitorización en el control de posibles focos de infección, para integrar esta estrategia en el sistema de salud.
Ante la creciente frecuencia de eventos atmosféricos y meteorológicos extremos es necesario la realización de campañas de prevención como se hacen con otros problemas de salud pública. La implementación de este tipo de campañas permitirá la educación y preparación de la población ante desastres naturales.
Estas campañas deben incluir información sobre las medidas de autoprotección, el manejo adecuado de los residuos para prevenir enfermedades en las inundaciones, además de programas formativos en primeros auxilios para la comunidad.
Por último, es muy importante establecer un sistema de alerta temprana que sea accesible y comprensible. Se debe probar mediante la realización de simulacros periódicos en colaboración con las comunidades locales y todas las autoridades implicadas en la gestión de la emergencia. Y tiene que probarse especialmente en áreas propensas a inundaciones para garantizar su conocimiento, implementación y correcto funcionamiento.