Qué es y cómo se produce la cinarra, la niebla nevadora que afecta en invierno a algunas regiones españolas
Estos días se ha producido un curioso hidrometeoro asociado a una situación de nieblas y temperaturas bajo cero en algunas zonas de España. ¿De qué se trata? ¿Es un fenómeno peligroso?
La palabra precipitación engloba un amplio espectro de hidrometeoros líquidos y sólidos: lluvia líquida, granizo, nieve granulada, nieve, cinarra y un largo etcétera. En este caso nos desplazamos a los parajes fríos y cubiertos de niebla en la plana de Lleida y la Meseta Norte, donde se ha estado produciendo precipitación aparentemente sólida en el seno del anticiclón.
¿Qué es la cinarra?
En las frías mañanas de niebla, en ocasiones, pueden producirse precipitaciones débiles asociadas a los stratus nebulosus. Las nieblas son nubes al nivel del suelo, donde el vapor de agua se ha condensado para formar gotitas diminutas, llamadas gotitas de nube. Estas nubes se denominan stratus y no suelen dar lugar a precipitaciones debido a su escaso grosor vertical, aunque pueden reducir la visibilidad de manera importante.
Son pequeños trocitos de hielo semejantes a la nieve pero con una velocidad de caída mayor y de un color blanco opaco. Al ser vistos desde el microscopio, los gránulos de cinarra no presentan las formas de prisma o estrella características de los copos de nieve.
La cinarra no entraña grandes riesgos, ya que los stratus nunca alcanzarán el grosor vertical suficiente como para producir precipitaciones intensas. Como mucho, los gránulos de hielo pueden acumularse y combinarse con la escarcha o cencellada previos y poner en riesgo la conducción. Las nubes que producen cinarra pueden suponer un riesgo de engolamiento para las aeronaves.
Cinarra no es sinónimo de cencellada
La cencellada es un fenómeno similar a la cinarra, pero mucho más espectacular. En ocasiones, el agua puede permanecer en estado líquido a temperaturas bajo cero, esto se conoce como agua subfundida.
Esto es lo que ocurre con la niebla, las gotitas de nube permanecen en estado líquido y se congelan rápidamente al entrar en contacto con otras superficies mucho más frías que el aire. De esta forma se generan depósitos de hielo duro sobre objetos tales como coches o árboles, llegando a teñir el paisaje de blanco.
La cencellada técnicamente no se considera precipitación, pero el depósito de agua puede llegar a ser importante y marcar algunas décimas de litro en los pluviómetros. Al igual que la cinarra, la cencellada va asociada a nubes muy bajas (stratus nebulosus) cuando la temperatura del aire es inferior o cero grados.
La cencellada puede resultar peligrosa debido al riesgo de deslizamiento en carretera y frecuentemente está detrás de algunos siniestros de tráfico en aquellas carreteras menos transitadas. Por ello, debemos extremar la precaución al volante en aquellas mañanas en las que se combinen la niebla con el frío intenso.
¿Dónde es más habitual la cinarra?
La cinarra se ve favorecida en aquellas zonas donde la niebla es más propensa a formarse. Esto ocurre en el fondo de los valles, zonas de terreno llano y cerca de grandes ríos o canales. Aquellas zonas donde además son habituales las heladas nocturnas, tendrán más probabilidad de ver cinarra. Es el caso de Castilla y León, depresiones de Cataluña, interior de las comunidades del área cantábrica y zonas de montaña.