Qué es y cómo se produce la cencellada, la niebla helada que afecta estos días a algunas zonas de España
El frío, las heladas y la niebla de estos días en España se mezclan para regalarnos uno de los fenómenos más impresionantes de los meses invernales: la cencellada.
Aunque solemos asociar el concepto de anticiclón a tiempo estable y agradable, las altas presiones típicas de invierno suelen dejar un amplio repertorio de fenómenos en España: heladas, aumento de la contaminación en las ciudades, nieblas... Algunos son realmente impresionantes y no tan conocidos, dejando estampas muy impactantes en los meses invernales.
Un fenómeno que llega con la niebla y el frío
Uno de ellos es la cencellada, y que tanto estamos viendo en estos últimos días en varias zonas del interior peninsular. Se trata de un hidrometeoro estrechamente relacionado con la niebla y a las bajas temperaturas, por lo que las situaciones anticiclónicas invernales resultan especialmente favorables para su formación.
De acuerdo con la OMM, es un “depósito de hielo formado en general por la congelación de gotitas de niebla o de nubes subfundidas sobre objetos duros (árboles, postes...), cuya superficie está a una temperatura inferior o ligeramente superior a 0 °C”.
A grandes rasgos es una acumulación de hielo en objetos expuestos a la intemperie bajo unas determinadas condiciones. Los ingredientes principales son temperaturas cercanas o inferiores a los 0 ºC, algo frecuente en muchas zonas del interior peninsular en invierno, y la presencia de nieblas con cierto desplazamiento horizontal, que tampoco suelen faltar a su cita en días como los que estamos teniendo ahora, con potentes anticiclones rondando nuestro territorio.
Estas pequeñas gotitas que permanecen suspendidas en la niebla se encuentran en estado de subfusión (es decir, se mantienen liquidas a temperaturas inferiores a los 0 °C) y al entrar en contacto con alguna superficie u objeto quedan atrapadas formando cristales pequeños y brillantes.
Hay dos tipos de cencellada
A pesar de ser un fenómeno meteorológico de gran belleza y relativamente frecuente en algunos lugares en estas fechas, no es demasiado conocido por la gente que no vive o frecuenta el campo o la montaña, y por este motivo puede ser confundida con una nevada.
En función de sus características, podemos diferenciar entre la cencellada que se forma en los valles y la que podemos encontrar en zonas de montaña.
La cencellada de los valles
Cuando el viento viento es débil o está en calma, se suele formar cencellada blanda, formada por plumas y agujas de hielo de color blanco que al depositarse sobre los objetos puede dejar imágenes similares a las de una nevada. Aparecen en condiciones de gran estabilidad atmosférica durante el invierno, que favorecen la acumulación de aire frío y húmedo en los valles del interior peninsular.
Este tipo de cencellada es muy frecuente en estos meses en zonas de la Meseta Norte, donde son muy habituales las heladas y nieblas persistentes como las de las últimas jornadas. La niebla engelante se produce a temperaturas por debajo de 0 °C cuando las gotitas de niebla subfundida se congelan al entrar en contacto con el suelo u otros objetos, dando lugar a la cencellada blanca.
Banderas de hielo en zonas de montaña
En las cordilleras el mecanismo de formación es el mismo: temperaturas negativas y presencia de niebla (en este caso orográfica), pero entra en juego otro factor: el fuerte viento. Las nubes circulan hacia las cumbres a gran velocidad, cubriéndolas. Cuando sucede esto, debido a la gran cantidad de gotitas que chocan contra las superficies y objetos empujadas por el viento, los depósitos adoptan formas espectaculares, similares a banderas, predominando las acumulaciones en la dirección desde la que sopla el viento.
En este caso las condiciones atmosféricas son más inestables. Las cencelladas duras son habituales en los meses más fríos, sobre todo en la alta montaña, por ejemplo en las cimas del Pirineo y de Sierra Nevada, e incluso también en el Teide. Por otra parte, también se pueden alternar las situaciones meteorológicas que dan lugar a estas cencelladas distintas.
No hay que confundirla con la nieve o la escarcha
Aunque la cencellada se puede llegar a confundir con una nevadas, conviene recordar que la nieve es un tipo de precipitación en forma de pequeños cristales de hielo, mientras que la escarcha se forma en noches normalmente despejadas y cuando la temperatura es menor de 0 °C, lo que provoca la congelación del rocío.
En cambio, otro fenómeno que puede acompañar a la cencellada es la cinarra, un tipo de precipitación muy ligera que cae de la niebla o de nubes bajas en forma de gránulos muy pequeños, blancos y opacos, por lo que a grandes rasgos es una llovizna convertida en hielo debido a las bajas temperaturas. A diferencia de la nieve granulada, no rebota cuando llega a la superficie.