¿Qué es el fenómeno de El Niño y cómo afecta al clima mundial?
Todo indica que el fenómeno de El Niño volverá este año, y por el momento no trae nada bueno. Aunque su origen sea natural, el cambio climático lo puede intensificar. ¿Cuáles son las consecuencias?
El Niño, también conocido como la Oscilación del Sur (ENSO), es el modelo digamos más claro de teleconexión por la que se establece una relación directa entre el océano y la atmósfera. Esta conexión, se produce mediante un dipolo de presión o, mejor dicho, mediante un sistema formado por una zona de altas presiones y una zona de bajas presiones.
El episodio de el Niño puede durar hasta aproximadamente un año. En el hemisferio norte sus impactos son mayores en los meses de otoño e invierno, concretamente de octubre a febrero.
No por casualidad es conocido como El Niño. Los pescadores de Sudamérica que sufren este fenómeno le pusieron este nombre, ya que los efectos más importantes se producen en torno a la Navidad.
Durante la fase de El Niño, una capa superficial más gruesa de agua caliente impide que el agua oceánica profunda muy fría y con muchos nutrientes llegue a la superficie, donde se lleva a cabo el proceso de la fotosíntesis. De esta manera, se interrumpe la producción de los océanos.
¿A qué zonas afecta?
Es un fenómeno global, y volvemos a recordar que el término nombrado hace unas líneas, el de "teleconexión", por lo que directa o indirectamente afecta y se extiende a la mayoría de continentes y océanos a nivel terrestre. Está constatado que los efectos del Niño se dejan sentir a miles de kilómetros. También se está viendo que el cambio climático está "dopando" a El Niño.
Como la superficie del agua es más caliente de lo normal, la atmósfera también se calienta, favoreciendo el ascenso de aire cálido y húmedo, formándose nubes que se traducen en lluvias intensas.
Además, se produce una inversión de condiciones de dos tipos de tiempo. Por un lado, en los países americanos bañados por las costas del Pacífico ven como su pluviometría aumenta y aumenta la temperatura del agua de sus costas.
Al mismo tiempo, las sequías suelen ser catastróficas en Australia, el sur de África, sureste asiático y Brasil, por lo que no es extraño que en estas regiones se produzcan con regularidad grandes incendios forestales como consecuencia de tener un tiempo mucho más cálido y seco.
¿Cómo se mide su intensidad?
Se toma como referencia la temperatura media en el océano Pacífico y la anomalía de presión. Es decir, que esto nace de la interacción mutua entre el océano y la atmósfera, sin especificar cuál de las dos componentes es la causa última y principal (ya sea que los alisios se debiliten o que la corriente cálida descienda de latitudes).
Con este panorama claro, si la anomalía supone una diferencia de 0 ºC a 0,5 ºC se dice que estamos bajo unas condiciones climáticas normales o neutras.
A partir de una anomalía de 0,5 ºC hasta 1 ºC, se considera que estamos bajo el fenómeno de El Niño débil. Si por contra la anomalía se sitúa entre 1,5 ºC y 2 ºC, se habla de un Niño intenso y superando este valor sería muy fuerte. Para considerarse que estamos ante el fenómeno conocido como El Niño la anomalía debería extenderse al menos durante 5 meses.
¿Cómo podría afectar a España?
En relación al panorama actual, la señal de El Niño no llega de forma muy robusta a España, pero se suele relacionar con temperaturas más altas de lo normal y con lluvia, especialmente en invierno. Teniendo en cuenta la época en la que estamos y la situación actual sequía, de momento no son muy buenas noticias.
Por tanto, es posible que el próximo invierno 2023 - 2024 sea más húmedo de lo normal en España, aunque no hay que olvidar que hemos tenido inviernos muy secos con El Niño, y que la situación puede ser totalmente diferente dependiendo de la región en la que estemos. Habrá que seguir la situación.