¿Qué condiciones necesitamos para que llueva en la costa mediterránea?
Las lluvias abundantes siguen sin hacer acto de presencia en la costa mediterránea, situación que persiste desde hace meses. ¿Qué condiciones son necesarias para que se produzca un episodio de precipitaciones generales?
La sequía avanza imparable en la costa mediterránea peninsular y alcanza proporciones históricas en Cataluña. Las cuencas internas de Cataluña se encuentran ya a menos del 15,5% de capacidad y los embalses de Sau, Riudecanyes y Siurana a menos del 3%. Unos 239 municipios se encuentran en emergencia por sequía, una situación que afecta a seis millones de personas, incluyendo el área metropolitana de Barcelona.
En Andalucía y Murcia, el porcentaje de agua embalsada es del 22% y 26% respectivamente. La situación es crítica en Almería con tan solo un 9%, Málaga 15,9% y Cádiz 17%. ¿Qué tipo de situación meteorológica sería necesaria para revertir esta situación?
Situaciones favorables para lluvias intensas mediterráneas
Las grandes lluvias en el Mediterráneo dependen de dos factores: la presencia de depresiones cercanas y la dirección del viento en superficie. El meteorólogo Agustí Jansà publicó en 1997 una serie de mapas conceptuales indicando la posición más habitual de las borrascas en situaciones de lluvias intensas en diversas zonas del Mediterráneo.
Las lluvias intensas se producen en la mayoría de casos de una borrasca cercana, que no tiene porque ser profunda ni de gran tamaño pero debe encontrarse dentro de la cuenca mediterránea. Estas bajas presiones organizan flujos de viento húmedos favoreciendo a unas zonas determinadas dependiendo de la posición de la borrasca.
Las lluvias intensas en el arco mediterráneo peninsular dependen de borrascas situadas al norte de África o en el mar Balear. Cuando esto ocurre, el flujo de vientos en superficie se vuelve extremadamente húmedo en su recorrido por el mar. Los vientos de levante y nordeste son los más eficientes en cuanto a precipitaciones porque interaccionan con las montañas prelitorales, generando lluvia por realce orográfico.
Estos son precisamente los vientos que más han escaseado este otoño e invierno en España. Prácticamente todas las situaciones de lluvia han venido con vientos de poniente, que traen poca lluvia al Mediterráneo.
El ejemplo de la borrasca Gloria
Si una de estas borrascas queda anclada o se mueve lentamente por la zona, la situación de lluvias puede alargarse en el tiempo y los acumulados se vuelven significativos. Esta es la clásica situación que podría asestar un duro golpe a una sequía como la actual. La borrasca Gloria es un buen ejemplo y fue la última situación de lluvia abundante en Cataluña, antes de la sequía.
Entre el día 19 y el 20, la borrasca Gloria se movió entre Ibiza y el cabo de la Nao, creando un flujo de vientos del nordeste con gran recorrido marítimo. El centro de la borrasca apenas bajó hasta los 1011 hPa, pero fue suficiente para provocar un temporal histórico de lluvia, nieve y mat.
En 38 estaciones del Meteocat, se recogieron más de 200 l/m2 entre los días 19 y 23 de enero, con hasta 516 l/m2 recogidos en Lliurona (Alt Empordà)... ¡en tan solo 5 días! En otras seis estaciones se superaron los 400 l/m2. También se registraron grandes cantidades de lluvia en la Comunitat Valenciana y Baleares. Estos son aproximadamente los acumulados que harían falta para revertir el déficit actual.