Un brusco cambio de tiempo podría acelerar mucho los deshielos
Las condiciones de estabilidad que están manteniendo el aire frío sobre la Península Ibérica, facilitando la conservación de la nieve, finalizarán de forma relativamente brusca a mediados de esta próxima semana.
Una semana después del paso de la borrasca Filomena por la Península Ibérica, la atención está fijada en la extensión del manto de nieve que aún cubre amplias zonas del territorio peninsular y en las bajas temperaturas que nos afectan. Estas fuertes heladas que se han producido en los últimos días y que se seguirán produciendo al menos hasta el martes de la semana que viene, están en cierto modo ligadas a la gran extensión de nieve que nos cubre y a la presencia de un potente anticiclón que se ha instalado sobre nosotros en los últimos días.
Además, el anticiclón facilita el estancamiento de las masas de aire cerca de la superficie así como la aparición de fuertes inversiones térmicas y, por tanto, la persistencia del aire frío sobre nosotros, lo que a su vez ayuda a mantener prácticamente intacta la nieve en muchas zonas. Sin embargo, una extensión tan grande de nieve en cotas relativamente bajas es muy vulnerable a un cambio meteorológico que pueda desplazar el aire frío y exponerla a un entorno templado y húmedo. Eso es lo que parece que puede suceder en unos días.
El anticiclón abandona la Península
El centro de altas presiones que tenemos instalado al oeste, se desplazará hacia el este progresivamente a partir del lunes, situándose sobre el Mediterráneo y facilitando la llegada de frentes atlánticos. La corriente en chorro, todavía inestable y con abundantes meandros, discurrirá cerca de nosotros y nos expondrá a la influencia de borrascas atlánticas que alcanzarán el oeste de Europa a lo largo de la semana.
El primer frente asociado a estas borrascas nos alcanzará el martes e irá asociado a una advección de suroeste con aire templado y húmedo que desplazará la masa de aire frío. Las temperaturas suaves incrementarán el proceso de deshielo, sin embargo, será con la entrada de humedad y precipitaciones cuando este deshielo se pueda acelerar notablemente. El aire seco favorece la evaporación de la superficie del manto nivoso, esto permite que conserve mejor su temperatura, ya que la evaporación absorbe calor. Sin embargo, en un entorno húmedo esto no sucede y el deshielo es más rápido.
A este aire húmedo habrá que sumarle dos factores más: en primer lugar el viento, que será relativamente fuerte en amplias zonas del interior y facilitará el intercambio de calor con el manto nivoso y por tanto contribuirá al deshielo; y, en segundo, las precipitaciones, en este caso en forma de lluvia que podrían ser algo más generalizadas desde el miércoles, especialmente en zonas próximas a los sistemas montañosos.
La nieve se mantendrá en las cordilleras
El rápido deshielo tendrá consecuencias inmediatas. En primer lugar el caudal de los ríos se incrementará significativamente a lo largo de la semana. En el más extremo de los escenarios, los frentes e irrupciones de aire templado y húmedo podrían ser lo suficientemente intensos como para provocar condiciones adversas, aunque existe aún una elevada incertidumbre al respecto, de ello depende mucho la intensidad y sobre todo la proximidad de los centros de bajas presiones que nos afecten. Después, la pérdida de extensión del manto nivoso impedirá que se sigan registrando temperaturas tan bajas. El suelo quedará expuesto, recibirá el calor del Sol y ya no estará aislado del aire. Con esto, se producirán intercambios de calor que impedirán mínimas extremas.
Sin embargo, de acuerdo con el escenario más probable, no se espera que la nieve desaparezca por completo. En las montañas podrá seguir nevando, produciéndose algunas acumulaciones en cotas superiores a 1500 metros de las cordilleras del centro y norte peninsular. Tan sólo de forma esporádica, tras el paso de los frentes, la nieve podría aparecer en cotas inferiores en pequeñas cantidades. La presencia de sistemas de bajas presiones en las proximidades de la Península Ibérica deja abierta la puerta a muchos escenarios a largo plazo de diverso impacto y que deberán seguirse con atención.