Primera evidencia de microplásticos en la placenta humana
Esta es la primera evidencia de la presencia de partículas artificiales en la placenta humana. Los microplásticos se encontraron tanto del lado materno, como del lado fetal y membranas corioamnióticas. “Las madres estaban conmocionadas”, aclaran los investigadores
La nueva investigación, realizada por el Hospital Fatebenefratelli de Roma y el Politécnico de la región de las Marcas, halló partículas artificiales en 4 de las 6 placentas analizadas. El estudio, aprobado por el Comité de Ética, analizó las placentas de seis mujeres sanas, de entre 18 y 40 años, con embarazos normales, que dieron su consentimiento a la investigación. En total se encontraron 12 fragmentos de microplásticos (MP) de un tamaño de entre 5 y 10 micrones. 5 estaban en el lado fetal, 4 en el lado materno y 3 en las membranas corioamnióticas.
Los autores del estudio realizaron un análisis del pigmento de los MP para determinar su procedencia. Hallaron que 3 de los 12 fragmentos fueron identificados como polipropileno, material usado para producir botellas de plástico, mientras que nueve eran materiales sintéticos de pintura, que podían pertenecer a cremas faciales, maquillaje o esmaltes de uñas. Pero también es posible que su origen sea de adhesivos, aromatizantes de ambientes, perfumes, dentífricos o yesos.
La placenta representa la interfaz entre el feto y el medio ambiente, y la presencia de MP en el tejido placentario obliga a reconsiderar cómo pueden afectar al mecanismo inmunológico. Los embriones y fetos deben adaptarse continuamente al medio materno e, indirectamente, al externo, mediante una serie de respuestas complejas. Una parte importante de esta serie de respuestas consiste en la capacidad de diferenciar lo propio de lo no propio, por lo que el mecanismo que puede verse perturbado ante la presencia de MP.
Aunque todavía no está claro cuáles pueden ser los efectos finales de la presencia de partículas artificiales dentro de la placenta, los autores creen que los MP pueden acumularse y afectar el crecimiento del feto. Pero también es posible que ejerzan una toxicidad localizada induciendo y/o mejorando las respuestas inmunes y, por tanto, reduciendo potencialmente los mecanismos de defensa contra patógenos y alterando la utilización de las reservas de energía.
“Los riesgos para la salud de los niños que ya tienen microplásticos en su interior al nacer aún no se conocen debemos seguir investigando. Pero ya sabemos por otros estudios internacionales que el plástico altera el metabolismo de las grasas, por ejemplo. Creemos probable que en presencia de fragmentos microplásticos en el interior del organismo la respuesta del cuerpo, del sistema inmunológico, pueda cambiar, ser diferente a la norma”, señala Ragusa. Sobre cómo los microplásticos ingresan al organismo humano, Ragusa explica que aún se desconoce la forma predominante, pero que las vías más probables son la respiración y la alimentación.