Mientras ayer se presentaba a los usuarios el nuevo modelo de predicción meteorológica de la Agencia Estatal de Meteorología, una crecida en el Jerte segaba la vida de 4 miembros de la familia que practicaban barranquismo guiados por un instructor.
La predicción meteorológica mediante modelos numéricos a medio plazo mejora a un ritmo de 2 días cada 15 años. Es decir, ahora podemos realizar predicciones a tres días con la misma calidad que a uno en el 2002. El nuevo modelo anunciado ayer por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), Harmonie-Arome, se focaliza en el corto plazo, en las primeras 48 horas, y permite actualizar las predicciones 6 veces al día. El gran valor añadido de este modelo no es sólo un aumento de resolución espacial, que llega hasta los 2.5 kilómetros, ni una física avanzada, sino la capacidad de analizar el estado inicial de la atmósfera ingestando para ello datos en tiempo real de satélites, aviones, boyas, barcos, sondeos atmosféricos… Y cada vez más tipos de observaciones.
Aún queda trabajar en herramientas con un alto potencial, como la escucha activa en redes sociales, para saber con más detalle y celeridad lo que está realmente ocurriendo. El uso de nuevas fuentes de datos meteorológicos, basadas en técnicas de Big Data, procedentes los terminales móviles, los coches inteligentes, los wearables… generarán un relevante avance en la predicción meteorológica. Desde el punto de vista del muy corto plazo, lo que se conoce como nowcastig, los profesionales de la AEMET disponen de radares meteorológicos que dan una estimación de la precipitación cada diez minutos. También la recepción de imágenes de satélite permite determinar la cantidad de agua que puede que se precipite desde la nube, se puede predecir la trayectoria de tormentas y si se están organizando para formar un sistema con mayor peligro. Los predictores disponen datos en tiempo real de redes de observación automáticas de la propia agencia y de diversas instituciones.