Por qué se echa sal para derretir la nieve y el hielo de las carreteras
Llevamos días anunciándolo. Vuelve el frío, y con él la nieve, por lo que empezará a ser habitual ver camiones lanzando sal en las carreteras, lo que parece ser el mejor "antídoto" para derretir la nieve y el hielo.
La temperaturas tan "suaves" de estos últimos días ya son historia, porque el frío ha llegado para quedarse. Irrumpe hoy de forma intensa en prácticamente toda España, de tal forma que se esperan nevadas en cotas superiores a los 1.000 metros en los Pirineos, y con viento del norte en muchas zonas que intensificará la sensación de frío.
Es por ello que la estampa de camiones echando sal en nuestras ciudades y carreteras empezará a ser más habitual de lo que algunos querrían. Pero, ¿te has preguntado alguna vez por qué se echa sal como "kryptonita" de la nieve y el hielo?
El binomio sal y agua tiene una explicación puramente química
La creencia habitual es pensar que la sal derrite la nieve como tal, pero no es del todo cierto: la temperatura no sube cuando se mezcla agua y sal. Es pura química, por ello vamos a empezar diseccionando sus componentes.
Los átomos de sodio y cloro de la sal
En primer lugar tenemos el cloruro sódico o sal (NaCI) formada por átomos de sodio y cloro. Hablando en términos atómicos, el cloro de la sal tiene carga negativa, mientras que el sodio la tiene positiva. La realidad es que ambos tienen el mismo número de átomos, por tanto digamos que la sal es "neutra".
El hidrógeno y el oxígeno del agua
Por otro lado tenemos la molécula de agua (H2O) formada por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno. Y aquí hay que detenerse en los puentes de hidrógeno, donde se entiende el poder de la sal.
Cuando se echa sal sobre el hielo algunas de sus moléculas se funden, disolviendo así el cloruro sódico en iones de sodio (que, recordemos, eran positivos) e iones de cloro (negativos). Así los iones de sodio atraen el oxígeno del agua, mientras que los iones de cloro a los hidrógenos.
La clave son los puentes de hidrógeno del agua
Esos puentes de hidrógeno son los que elevan la temperatura de fusión hasta los 0ºC, siempre y cuando se pueda dar esta interacción. Es gracias a eso que el agua no se solidifica. En el caso de que la temperatura de fusión sea baja, hará falta menos energía para fundir el hielo, y por tanto se transformará de nuevo en agua.
Como todos sabemos, el agua pura se congela a 0 ºC, pero eso sólo sucede si el agua es, digamos, "pura". En el caso de tener algo disuelto pierde esa pureza, y por tanto, su temperatura de congelación es más baja. Así que ya tenemos desvelado el misterio de la sal.
El uso de la sal tiene cada vez más detractores por su impacto medioambiental
Aunque el uso de la sal en las carreteras y ciudades es una práctica más que habitual es nuestro país, no somos conscientes del impacto medioambiental que ello supone.
Impacto en plantas y animales
Y es que toda esa sal que arrojamos a la calzada eleva los niveles de cloro y sodio del agua que van a parar a la tierra, que es el principal sustrato donde viven las plantas.
Entre otros muchos problemas, la sal altera el medio natural provocando que se pierdan a la larga especies o se dispersen organismos invasores, además de alterar el ciclo de los nutrientes.
Pese a que existen otras formas anticongelantes más "limpias" como el acetato de magnesio y potasio, su principal problema radica en su precio, mucho más elevado que el de la sal. En algunos países acostumbrados a la nieve como Alemania, Austria, EEUU y Canadá no sólo está prohibido su uso, sino que su utilización puede acarrear graves multas.