¿Por qué no se plantan árboles frutales en las ciudades?
En las ciudades es habitual encontrar robles, arces, abetos y pinos, pero se plantan pocos árboles frutales en propiedades públicas, a pesar de su capacidad para proporcionar abundante alimento. Pero, ¿a qué se debe esto?
Muchas personas de todo el mundo se enfrentan de cerca a la inseguridad alimentaria y muchas de ellas buscan espacios verdes viables que les ayuden. La verdad es que la mayoría de las ciudades no suelen plantar árboles frutales, pero aún no se han dado cuenta de que los huertos urbanos pueden ser la solución.
Las razones para no plantar árboles frutales en las ciudades
Según Stephanie Rose, maestra del oficio de la tierra -jardinería- y creadora del blog Garden Therapy, explica algunas de las razones por las que los municipios no optan por plantar árboles frutales.
Los frutales ensucian y pueden llegar a ser peligrosos para los peatones
Una de las principales razones por las que no se plantan árboles frutales es que, al no ser recogidos de la vía pública, acaban cayendo sobre coches, aceras y calles, haciéndolas incluso resbaladizas.
Una vez en el suelo, acaba atrayendo insectos, plagas, roedores e incluso, en algunos casos, mamíferos más grandes como ciervos y osos.
Falta de recursos
Cuando se recoge la fruta, alguien debe estar presente para recoger toda la fruta o incluso para limpiarla. Un buen frutal requiere mucho trabajo de mantenimiento y poda para conseguir la mejor forma y dirigir la atención del árbol al cultivo de alimentos.
Frutas contaminadas
Una de las mejores ventajas de cultivar tus propios alimentos es que sabes exactamente qué se ha hecho para producirlos. Pero los alimentos cultivados en terrenos públicos suelen rociarse con productos químicos, como pesticidas y herbicidas, que facilitan el mantenimiento y reducen las plagas.
También está la cuestión de la contaminación, que siempre depende del lugar donde se planten los frutales. Si están cerca de carreteras muy transitadas, pueden cubrirse de los gases emitidos por los vehículos. La contaminación también puede llegar a la fruta, ya que los árboles buscan la forma de deshacerse de lo que absorben.
Malas condiciones para su cultivo
A menudo, el suelo de las zonas urbanas está compactado, salado y contaminado, lo que provoca el crecimiento de un árbol poco sano y más susceptible a las enfermedades.
Las plantas también son más susceptibles a los daños causados por el intenso tráfico de las calles y tienen que luchar contra el hormigón y el asfalto para echar buenas raíces. Debido a estas limitaciones, las ciudades suelen plantar árboles más resistentes en las calles, donde darán sombra.
Los árboles frutales suelen ser pequeños en comparación con los árboles de mayor tamaño, que desempeñan un papel muy importante en la lucha contra las islas de calor urbanas, ya que contribuyen eficazmente a bajar las temperaturas.
Las ciudades son grandes islas de calor, donde las carreteras y caminos pavimentados, combinados con los edificios, amplifican y retienen el calor. Cuantas más superficies estén cubiertas de vegetación y sombra, menos islas de calor habrá.
¿Cómo podemos mejorar la seguridad alimentaria mediante los árboles frutales?
Los árboles frutales son sin duda una opción y muchas ciudades ya están empezando a plantarlos.
Las llamadas ciudades y parques comestibles son cada vez más populares. Se trata de parcelas públicas con árboles, arbustos y hortalizas comestibles a las que cualquiera puede acceder. La mayoría aprovechan zonas que antes estaban cubiertas de maleza o abandonadas y las hacen útiles para la comunidad.