¿Por qué llegan piezas de Lego a las playas de Reino Unido?
Desde hace 27 años, a las playas de Cornualles llegan de vez en cuando piezas de Lego, un hecho que se ha convertido en un atractivo turístico, pero también en un desastre medioambiental.
En una fría tarde del día 13 de febrero de 1997, el Tokio Express, un imponente mercante japonés en ruta de Róterdam a Nueva York, se vio sacudido por una inesperada tormenta a tan sólo 20 millas de la costa de Cornualles, en la entrada del Canal de La Mancha. Durante el balanceo, el buque perdió hasta 62 contenedores.
Aunque la mayoría de los contenedores que cayeron al océano siguen siendo un misterio, sí se sabe que uno de ellos contenía alrededor de 5 millones de piezas de Lego, que se sumergieron en las profundidades del mar. Pero unas 3 millones de estas piezas, lo suficientemente ligeras para flotar, se dispersaron en las corrientes marinas.
Curiosamente, muchas de las piezas eran de temática marina, como 15.000 tiburones, 4200 pulpos negros, 6000 arpones rojos o 6000 arpones amarillos. El contenedor también incluía 3427 dragones negros o 514 dragones verdes. Sin duda, se trata de una curiosa y contaminante colección marina que ha mantenido a Cornualles en el punto de mira mundial.
Este evento desencadenó el inicio de lo que ahora conocemos como "El Gran Derrame de Lego", un peculiar suceso que ha persistido durante casi tres décadas. Además, ha tenido una gran incidencia en las playas de Cornualles, donde continuamente se escribe un nuevo capítulo de esta fascinante historia.
Un viaje de 100 000 kilómetros para las piezas de Lego
En una entrevista con la BBC, el renombrado oceanógrafo Curtis Ebbesmeyer ha sugerido que estas piezas podrían haber viajado aproximadamente 100 000 kilómetros desde el año 1997. Este intrigante dato abre la posibilidad de que estas piezas, cargadas de historias marinas, aparezcan en cualquier rincón del planeta. Y hay una incógnita persistente: ¿a dónde han llegado todas las piezas de Lego que no han encontrado su camino de vuelta hasta Cornualles?
A pesar de las dificultades para rastrear las corrientes marinas, el misterio de estas coloridas perdidas permanece vivo. Cornualles continúa siendo el epicentro de esta búsqueda interminable, con pequeñas figuras plásticas emergiendo en las playas incluso dos décadas después.
Curiosamente, este fenómeno se ha convertido en una atracción única para los entusiastas de las piezas de Lego, aunque también representa un enorme problema de contaminación medioambiental en el mar.
Una atracción para los fans de Lego
La presencia constante de las piezas de Lego en las playas ha integrado estas pequeñas figuras en la vida cotidiana de los habitantes de Cornualles. Los escenarios de algunos descubrimientos se han convertido en lugares de encuentro para coleccionistas y curiosos, transformando un desastre medioambiental en una experiencia compartida.
Y en medio de este grave problema de contaminación, hay una figura destacada. Se trata de Tracy Williams, una residente de Cornualles que ha convertido la búsqueda de piezas de Lego en sus playas en una sensación en las redes sociales. A través de su página de Facebook, “Legos perdidos en el mar”, y de su cuenta de Instagram, “Lego Lost at Sea”, Tracy comparte imágenes y vídeos de sus descubrimientos, conectando a coleccionistas y a curiosos de todo el mundo.
En conclusión, el misterioso viaje de las piezas de Lego perdidas en el mar ha evolucionado convirtiéndose en una cautivadora saga, cuyos episodios no sólo perduran en la costa de Cornualles. También ha trascendido las fronteras, gracias a las redes sociales, uniendo a fanáticos de Lego de todo el mundo que se mantienen atentos a cada aparición en esta inusual historia marina.