¿Por qué las verduras y las frutas de hoy en día no saben a nada?
“La fruta ya no sabe como antes” oímos con frecuencia. Como antes, ¿cuándo? ¿A qué sabe un recuerdo? Tenemos un recuerdo maravilloso del sabor de algunas frutas, y, a veces, lo hemos vuelto a encontrar. ¿Por qué no sabe como antes?
Antes de empezar tenemos que responder a la pregunta clave. ¿A qué sabían las frutas y verduras antes? ¿Exactamente a qué momento nos referimos? Porque el tomate era amarillo e indigesto (de hecho, sólo se usaba para decoración), la berenjena tenía espinas y el plátano estaba lleno de semillas.
Ese “antes” es tan subjetivo como los buenos recuerdos de nuestra infancia, donde sólo nos dedicamos a disfrutar. Seguro que tienes el recuerdo del mejor sabor de las frutas cuando estabas de vacaciones en el pueblo. ¿Casualidad? No lo creo. Porque todo eso era “antes”.
Estos son los motivos
Pero antes de decirme que tú sí te acuerdas, te diré que sí, sí que hay un motivo. De hecho, hay varios motivos por el que se percibe menos sabor en algunas frutas. La parte buena es que tiene solución.
Naranjas en agosto y uvas en abril.
Antes comíamos lo que teníamos cuando lo había. Parece poco importante, pero lo cambia todo. Hace años, desde la recolección al punto de venta pasó muy poco tiempo, casi no había intermediarios. Eso sí, sólo podíamos comer las frutas y verduras que hubiera dado ese año la temporada, cuando se acababa, te quedabas sin tomates.
Frutas sin madurar
Seguro que hemos oído (o hasta dicho): "es que recolectan la fruta sin madurar y así llega". Bueno, eso es cierto a medias. No se recoge sin madurar del todo. Sobre todo, porque tendría un calibre demasiado pequeño para el mercado. Lo que sí se hace es recogerla justo cuando el tamaño es apto para la venta y en ese momento se ralentiza la maduración.
Como queremos fruta que dure más, estos procesos en grandes cámaras frigoríficas afectan al desarrollo del producto, así que cuando llega al mercado, parece maduro por fuera, pero le falta un punto por dentro. Eso hace que los responsables de los sabores, como azúcares y compuestos volátiles no hayan terminado de llegar al momento de mejor sabor. Cosa que, en tu terreno, con tus tres tomateras y sin prisa, no ocurre. Esperas al momento en el que te parezcan más rojos, y... ¡saborazo!
Bueno bonito y barato
Pues claro que lo queremos todo. Fruta que nos dure, que sea bonita, que no cueste mucho… pues para conseguir esto, se han realizado mejoras genéticas a través de cruces de variedades en la que se priorice la producción, el aspecto o el tamaño por encima del sabor. No son transgénicos, pero algunas nuevas técnicas genéticas como el CRISP-cas 9 están estudiando como devolver al tomate su sabor, así que demos las gracias a las nuevas técnicas de agrogenética.
La nevera
La nevera es el electrodoméstico más trabajador, 24 horas al día, 7 días a la semana, 365 días al año y así durante, al menos, 10 años. Ha sido uno de los grandísimos avances en alimentación. Ha conseguido que los alimentos se conserven en buen estado por más tiempo.
Pero como todo, tiene una desventaja, muchas frutas y verduras, al ser expuestas de nuevo al frío (como ya estuvieran en las cámaras frigoríficas), algunos tejidos se dañan, se resecan y se retrasa la formación de esos azúcares y compuestos que aportan sabor.
Ni tomates, ni frutas tropicales, ni plátanos deben guardarse en la nevera, y, si lo hacen, habría que dejarlas unas horas fuera para poder recuperar algunos de sus sabores. Ni ajos, ni cebollas, ni patatas deben guardarse en la nevera.
Una solución quiero
Obviamente es importante comprar con cabeza, que no nos de miedo ir a la frutería y comprar dos piezas de una fruta, tres de otra y una de otra. Un kilo de cada cosa, si no te lo vas a comer, hará que aumente el desperdicio alimentario.
Vuelve al mercado a por producto de temporada, y si es local, mejor. Asume que, si quieres tomates con más sabor, tendrá que ser en agosto y no en febrero. Y si los quieres en abril, serán de invernadero y, si bien son estupendos nutricionalmente, perderás una pizca de sabor. Elige bien las variedades, no todas las variedades de las frutas saben igual. Cien clases de manzanas, otras cien de tomates, elige los que más te gusten, para eso están. Y, sobre todo, no dejes nunca de comer frutas y verduras.