¿Por qué las temperaturas más bajas se registran con nieve en el suelo?
Al contrario de lo que se suele creer, las temperaturas más gélidas registradas en España no se han registrado en los picos más altos, sino en valles o depresiones en los que la nieve juega un papel clave.
La borrasca Juan nos ha dejado un breve pero intenso temporal de lluvia, viento y nieve en buena parte de España. La nevada ha sido considerable en puntos de la provincia de Soria y en el entorno de la Ibérica, aunque la ciudad de Zaragoza daba la sorpresa en la jornada de ayer, cuando la nieve cayó con cierta intensidad y cuajando a partir de unos 200 metros en zonas del valle del Ebro.
Se vieron estampas muy curiosas en otros rincones de nuestra geografía. Por ejemplo, en zonas del Sistema Central se vieron ríos desbordados debido a las lluvias y el deshielo provocado por la llegada de aire cálido impulsado por las borrascas Hipólito e Irene en los días anteriores, a su vez que nevaba con ganas gracias a la llegada de Juan.
Después de la nieve llega el frío intenso
Y después ha llegado el frío intenso, con heladas muy intensas en algunas comarcas del interior peninsular. De hecho, la AEMET activó el aviso rojo por bajas temperaturas en Soria, hecho cada vez menos habitual en la actualidad en España, y en esta próxima madrugada de nuevo podrían bajar de los -10 ºC en ciertos sectores. Y la nieve juega un papel clave.
Contrariamente a lo que se suele creer, las temperaturas más bajas registradas en España no se han medido en los principales picos (Teide, Mulhacén, Aneto...), aunque no hay que obviar que resulta muy complicado mantener una estación en esos lugares tan extremos. En cambio, existen unas cuantas marcas inferiores a -25 ºC en depresiones, valles o llanuras que fueron cubiertas de blanco unas horas antes, para dejar paso a una situación anticiclónica.
Hoy por ejemplo la temperatura mínima absoluta de España se ha medido en Soria - Valonsadero, donde el termómetro se ha desplomado hasta los -15,6 ºC según los datos de NOROMET, y podríamos haber estado ante valores más bajos estos días si la nevada que dejó Juan hubiera sido algo más importante y si no hubiera aparecido el viento.
¿Por qué las temperaturas se desploman con nieve en el suelo?
En España, las mínimas absolutas se han registrado en las denominadas piscinas de aire río (CAPs), depresiones o valles que constituyen entornos muy óptimos para la acumulación de frío durante las largas y despejadas noches de invierno en las que se produce inversión térmica, situación típica con los anticiclones invernales. Además, la presencia de nieve evita que el suelo caliente el aire, por lo que acrecienta las pérdidas de calor por radiación.
En cambio, se pierde mucha al ser emitida o reflejada por esa cubierta de nieve. Bajo estas condiciones, el aire situado junto al suelo se enfría rápidamente por esta pérdida de energía. Y como puedes imaginar, esto se traduce en temperaturas gélidas tanto de día como de noche si se produce justo después de una gran nevada, como sucedió en la ola de frío posterior a la borrasca Filomena.
Recordando los datos de Filomena y los récords absolutos de España
En la ola de frío de enero de 2021, tras la extraordinaria nevada en la zona centro, se batieron algunos récords que se concentraron el día 12 de enero, destacando los -13,4 ºC de Toledo, los -21,0 ºC de Teruel y los -21,3 ºC de Calamocha (el anterior era de -20 ºC en su actual emplazamiento). Los valores oficiales más extremos se registraron en valles o depresiones cubiertos por la nieve, resaltando los -26,5 ºC en Torremocha del Jiloca (Teruel), -25,4 ºC en Bello (Teruel) y -25,2 ºC en Molina de Aragón (Guadalajara).
Si ya nos vamos a los récords absolutos de España, oficialmente sobresalen los -32 ºC registrados el 2 febrero de 1956 en el estany Gento, en la cabecera de la Vall Fosca (Lleida). Extraoficialmente, la temperatura más baja medida en nuestro país son los -35,8 ºC del 7 de enero de 2021 en la Vega de Liordes, en el macizo central de los Picos de Europa. Piscinas de aire frío que muestran todo su potencial con nieve en el suelo, noches sin viento e inversión térmica.
Gracias a la aparición de diversas asociaciones y grupos de aficionados, cada vez tenemos monitorizadas más zonas de difícil acceso o muy despobladas, en las que hasta ahora no disponíamos de datos, aunque en las que ya se intuía que eran auténticos congeladores. Y es que en estos rincones no es necesario tener una gran ola de frío para quedarse helado.