¿Por qué hay danas que son más complicadas de predecir que otras? La explicación del meteorólogo José Miguel Viñas
No todas las danas son iguales. Hay algunas que se aíslan totalmente de la circulación general, mientras que otras no lo hacen. Sus efectos pueden ser muy diferentes.
Uno de los términos meteorológicos que más rápidamente se han integrado en nuestro lenguaje es DANA. Usado inicialmente a nivel técnico por los meteorólogos, ha ido sustituyendo a la expresión “gota fría”, cuyos usos presentaba sus luces y sombras, de ahí la conveniencia de introducir un nuevo término más ajustado a la realidad meteorológica.
Los medios de comunicación han contribuido a su difusión, si bien su uso se convierte en muchas ocasiones en un abuso, no siempre justificado. La prensa lo emplea como un reclamo, una llamada de atención sobre la población, que asiste con cierta inquietud a un desfile de danas, no siempre tan catastróficas como las gotas frías del imaginario popular.
Recordemos que el término DANA es el acrónimo de “depresión aislada en niveles altos”; de decir, una baja presión aislada en altura, que tiene su reflejo en los niveles de presión de 300 hPa y 500 hPa, pero no en superficie, aunque evoluciona con frecuencia a una BFA (borrasca fría aislada). Al estar descolgada del flujo general del oeste que domina en latitudes medias, evoluciona de forma independiente, con un ciclo de vida propio.
Danas aisladas total o parcialmente: ¿cuáles son las complejas para predecir?
Las danas acostumbran a ser bastante estacionarias, estando a veces dotadas de un movimiento retrógrado, contrario al de las típicas borrascas, si bien no todas se rigen por el mismo patrón. La evolución de aquellas que quedan del todo aisladas es más difícil de predecir, con una mayor incertidumbre, debido a su carácter autónomo, sin apenas conexión con el resto de flujos y de corrientes que discurren por los niveles altos troposféricos donde se forman.
La predictibilidad de una DANA es mayor cuando su aislamiento no es total, quedando embebida en la vaguada donde se ha generado. En estos casos, su desplazamiento viene dictado por el de la citada vaguada, cuya evolución (posiciones previstas en diferentes horizontes de predicción) sí que suele ser bien prevista por los modelos.
Estas danas embebidas suelen ser menos erráticas y se desplazan con relativa rapidez. Aunque pueden contribuir al desarrollo de fuertes tormentas y a la generación de lluvias torrenciales y granizadas, al ser más dinámicas, los episodios de tiempo adverso no son tan persistentes ni afectan a zonas extensas de un territorio.
¿Habrá más danas en el futuro?
Aunque hemos comentado que se abusa en los medios de las referencias a las danas, lo cierto es que en los últimos años estamos asistiendo a un carrusel de ellas en el entorno de la península Ibérica, que invita a pensar en que se están formando más que antaño.
Lo cierto es que la circulación atmosférica en latitudes medias muestra signos cada vez más claros de que está alterada, con numerosas incursiones de aire subtropical hacia el norte, intercaladas con entradas de aire frío muy relevantes, que se descuelgan hacia el sur, lo que da lugar a vaguadas en cuyo seno se forman las danas.
Este tipo de situaciones empiezan a ser más frecuentes y están dando lugar episodios de precipitación extrema, de alto impacto y consecuencias a menudo catastróficas. Parece claro que sin el calentamiento global no veríamos no veríamos una sucesión tan continua de fenómenos meteorológicos extremos, asociados en algunos casos a los descuelgues de las citadas danas.
En su imprescindible Nota Técnica Las gotas frías, DANAS. Ideas y conceptos básicos, que nuestro meteorólogo Francisco Martín León publicó en 2003, en el antiguo INM (actual AEMET), escribía las siguientes líneas que, pasados los años, mantienen su vigencia: “Las nuevas formas de entender los procesos de la troposfera y las nuevas herramientas observacionales nos han hecho revisar y redefinir las ideas ligadas a estos embolsamientos aislados de aire frío en niveles superiores. Creemos que el concepto de DANA (…) es más acertado y realista que el de gota fría.”
La expresión “gota fría” ha caído en desudo, aunque sigue arraigada por la fachada mediterránea, donde se vincula a los episodios de lluvias torrenciales que históricamente han ocurrido allí, especialmente en los meses otoñales. Las danas de ahora siguen dando lugar, a veces, a esos episodios de carácter tan violento, pero, a diferencia de lo que pasaba hace años, se han desestacionalizado (pueden gestarse en cualquier época del año) y pueden acontecer en cualquier lugar de la geografía española.