¿Por qué el otoño nos hace dormir más?
¿Se duerme más en otoño? La ciencia confirma que esto es cierto. Disponer de menos horas solares afecta bastante al cuerpo, y hace que este se sienta más agotado. Pero, ¿hay remedio para combatir este cansancio?
Con la llegada del otoño, muchas personas experimentan un cambio en sus niveles de energía y en sus patrones de sueño. Es común escuchar que en esta época del año uno se siente más cansado, perezoso e incluso con un mayor deseo de pasar más tiempo durmiendo. Pero, ¿a qué se debe este fenómeno? Lejos de ser una simple percepción, existen razones científicas que explican por qué en otoño tendemos a dormir más.
Menos luz solar, más melatonina
El cambio de estación trae consigo una notable reducción en las horas de luz solar. Este descenso en la exposición a la luz es uno de los principales responsables del aumento de la somnolencia en otoño.
La luz solar desempeña un papel fundamental en la regulación del reloj biológico. Cuando se está expuesto a la luz natural, el cerebro produce serotonina, un neurotransmisor que mejora el estado de ánimo y que ayuda a mantenerse despierto y alerta.
Sin embargo, a medida que los días se acortan, la producción de serotonina disminuye, mientras que aumenta la producción de melatonina, la hormona que induce el sueño. Esta hormona, liberada principalmente durante la noche, se produce en mayor cantidad cuando hay menos luz, lo que explica por qué en otoño las personas se sienten más somnolientas al atardecer.
Este desequilibrio en la producción de serotonina y melatonina no solo afecta a la cantidad de sueño que se desea, sino también a la calidad del mismo. La sensación de fatiga constante es una señal de que el reloj biológico se está ajustando a los cambios de luz, lo que puede hacer que cueste más mantenerse despierto y concentrado durante el día.
Cambios en la temperatura
Otro factor importante que influye en la necesidad de dormir más en otoño es el cambio en la temperatura. A medida que las temperaturas descienden, el cuerpo reacciona adaptándose a las condiciones meteorológicas que predominan en estos meses.
El cuerpo humano asocia el frío con la necesidad de ahorrar energía. Durante siglos, los antepasados del ser humano debieron ajustarse a las estaciones para sobrevivir. Aunque hoy en día se dispone de calefacción y ropa adecuada para mantenerse caliente, el cerebro aún asocia el frío con la necesidad de reducir la actividad física y descansar más.
Las noches más frescas de otoño favorecen el sueño profundo, ya que un ambiente más frío es ideal para descansar bien. Sin embargo, estas temperaturas más bajas también hacen que el cuerpo nos pida prolongar las horas de sueño, lo que explica por qué muchas personas sienten que necesitan más tiempo en la cama.
Alteraciones en los hábitos
El otoño no solo trae cambios climáticos y en la luz, sino también en las rutinas diarias. Tras las vacaciones de verano, el regreso a la vida laboral o escolar implica un reajuste en los horarios y responsabilidades, lo que puede impactar en el ciclo de sueño.
Este regreso a la rutina, sumado al estrés que muchas veces conlleva, puede hacer que se necesiten más horas de sueño para recuperarse del esfuerzo mental y físico que se realiza a diario. Además, las actividades diarias, como los desplazamientos al trabajo o la escuela, junto con el tiempo más frío y las jornadas más cortas, pueden aumentar la sensación de agotamiento, llevando a la persona a buscar más descanso del habitual.
Es común que las personas ajusten sus horarios de descanso durante el otoño, y en algunos casos, esto puede llevar a una mayor demanda de horas de sueño para equilibrar los cambios en el estilo de vida.
Consejos para combatir el sueño otoñal
Aunque el otoño puede invitar a dormir más, es importante mantener un equilibrio y no dejarse llevar completamente por la somnolencia.
Dado que la luz es clave para la regulación del ciclo del sueño, es esencial que se aprovechen al máximo las horas de luz natural. También es importante establecer una rutina regular para acostarse y levantarse, incluso los fines de semana, es fundamental para mantener un ciclo de sueño equilibrado.
El ejercicio regular es una excelente manera de mantener altos niveles de energía durante el día y reducir la somnolencia. Incluso una caminata de 30 minutos al día puede mejorar el estado de ánimo y ayudar a dormir mejor por la noche.
Con unos simples ajustes en los hábitos, es posible adaptarse a esta estación y disfrutar de sus beneficios sin que la fatiga gane la partida.