Cada vez hay más animales marinos varados en la costa, ¿se sabe la causa?
Desde hace varias semanas, cada vez son más los animales marinos que llegan a nuestras costas. Ballenas azules, belugas u orcas son cetáceos que parecen haber perdido el rumbo al encontrarse en lugares insólitos. La actividad humana es la principal culpable.
En Francia están preocupados. Todo empezó con una orca, vista en el Sena por los remolcadores de Le Havre el 17 de mayo. A continuación, una beluga, también en el Sena, cuyo rescate fracasó. En julio se avistó una ballena azul en el Golfo de Vizcaya. Y por último, hace unos días se encontró un rorcual común muerto y varado en la isla de Sein, en Finistère.
¿Es esta serie negra una coincidencia? En cualquier caso, según los investigadores del Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS), es "imposible" establecer "uno o varios vínculos comunes entre estos varamientos". Para que esto ocurra, tendría que estar involucrada una sola especie. Estos acontecimientos, considerados individualmente, no son científicamente excepcionales. Pero, ¿cómo pueden explicarse?
Contaminación acústica provocada por el ser humano
Jérôme Spitz, del CNRS, explica que algunos animales marinos son muy sensibles al ruido marítimo: éste es generado, en particular, por los sonares militares. El ruido en ocasiones puede ser mortal, mientras que en otras impiden la comunicación entre los miembros de un grupo, haciendo que algunos pierdan la orientación.
No sólo se culpa al sonar militar. Sea Shepherd, una organización de protección de los océanos, también culpa al ruido de las obras que se produce durante la construcción de aerogeneradores y a las explosiones de bombas de la Segunda Guerra Mundial.
¿Qué tienen en común todas estas perturbaciones acústicas? Su origen humano, por supuesto... Y también está la sobrepesca, que con sus barcos factoría se lleva gran parte de los recursos alimenticios esenciales para la supervivencia de los cetáceos.
¿Una relación con el Polo Norte magnéctico?
La otra razón de estos varamientos regulares es el desplazamiento geográfico del Polo Norte magnético. Según François Sarano, especialista en fauna marina, se mueve unos 50 kilómetros cada año: ahora se acerca a Siberia. Algunos animales migratorios, como la ballena beluga, utilizan su sentido del magnetismo para orientarse, por lo que un trastorno así podría explicar su pérdida de orientación.
El científico explica que incluso una diferencia de unos pocos kilómetros puede alterar los desplazamientos de los cetáceos: estos animales nunca vuelven atrás, de ahí las elecciones de orientación que a veces les llevan a un callejón sin salida, en un río o en una playa.