¿Por qué agricultores y ganaderos cortan carreteras en España y cuál es la solución al problema?
Las protestas en forma de manifestación de miles de agricultores y ganaderos significan la gota que colma el vaso. La desesperación de un sector olvidado, menospreciado y ninguneado, que ahora, sirve la venganza.
Un vaso no rebosa de inmediato ni de golpe, necesita de un proceso previo de acumulación, y eso es exactamente lo que llevamos viviendo en el sector agrícola mucho tiempo. El problema aparece cuando todo ese acumulado rompe, que es lo que ha ocurrido entre los miles y miles de agricultores, ganaderos y demás trabajadores del sector agrícola nacional.
En muchas ocasiones olvidamos la realidad de las cosas y vivimos paralelamente a todo aquello que nos mantiene vivos. La agricultura y la ganadería son sectores clave para nuestro desarrollo y supervivencia, ya lo marcan los cánones, y bien que se repite desde que nos comienzan a enseñar en las escuelas los diferentes sectores que componen nuestro tejido productivo y económico. Deberíamos llevar grabado en nuestra mente aquello de “Sector primario”, pero como todo en la vida, el paso de los años provoca olvido.
Los agricultores toman las carreteras
El 6 de febrero fue la fecha marcada en el calendario de muchos agricultores y ganaderos hartos de un hostigamiento constante por parte de las administraciones y las políticas europeas. Ante este momento de colmo y hartazgo, las protestas en forma de manifestaciones en las principales ciudades del país fueron la noticia del día.
Estos actos de desesperación se producen por parte de la gente del campo en su derecho de exigir políticas agrarias que mantengan un equilibrio entre la sostenibilidad ambiental, productiva y económica. En un esfuerzo por destacar sus demandas y desafíos, miles de agricultores han salido a las calles en una clara demostración masiva de solidaridad y determinación.
Estas protestas han tenido lugar en diferentes países, reflejando la lucha común que soportan los agricultores en un contexto globalizado y en medio de desafíos cada vez más dificultosos.
Causas de las masivas protestas
Uno de los problemas más destacados es la creciente presión económica sobre los agricultores debido a las fluctuaciones de precios, los altos costes de producción y la competencia desleal por parte de las grandes corporaciones agroindustriales. Muchos agricultores se enfrentan a grandes dificultades para mantener sus medios de vida debido a estos factores, lo que ha llevado a un aumento en la pobreza rural y a la pérdida de tierras agrícolas y capacidad económica.
Además de los desafíos económicos, las protestas también han destacado preocupaciones de tipo ambiental y social. Los agricultores han expresado su preocupación por el impacto de las políticas ambientales y las directrices dictadas desde Europa, así como por las nefastas políticas en el ámbito hídrico, en una situación extrema como la que estamos afrontando.
¿Qué piden los agricultores?
En el centro de las demandas de los agricultores está la búsqueda de políticas agrícolas más justas y sostenibles, y para ello exigen mayor apoyo desde las administraciones, para proteger a los pequeños agricultores, así como medidas concretas para abordar la crisis climática y promover prácticas agrícolas respetuosas con el medio ambiente pero compatibles con la rentabilidad económica y productiva.
También se está pidiendo una regulación más estricta de las grandes corporaciones agroindustriales para garantizar una competencia justa y salvaguardar los intereses de los pequeños agricultores locales. Sin embargo, las protestas de los agricultores no están exentas de desafíos, y es que en muchos países los agricultores se enfrentan a una cierta represión estatal y a la falta de apoyo de las autoridades.
Las detenciones arbitrarias son lamentablemente comunes durante estas manifestaciones, lo que refleja una creciente tendencia hacia la criminalización de la protesta social en algunas partes del mundo. Además, los agricultores a menudo luchan por hacer oír sus voces en medio del ruido de los intereses que dominan el sector agrícola. Prueba de ello lo encontramos en que durante las manifestaciones producidas el 6 de febrero, muchas de las principales organizaciones agrarias se han desmarcado del acto.
A pesar de estos obstáculos, las protestas han generado un impacto significativo. Han puesto de manifiesto las injusticias y desigualdades profundas que sufren los agricultores en todo el mundo y han llamado la atención sobre la urgente necesidad de reformas en el sistema alimentario global.
Además, han fomentado la solidaridad entre los agricultores y han fortalecido los lazos dentro del sector agrícola, sentando las bases para una mayor colaboración en el futuro.
Son un recordatorio poderoso de la importancia vital de la agricultura para la supervivencia humana y el bienestar. Instan a la sociedad en su conjunto a reconocer y valorar el trabajo y las contribuciones de los agricultores, y a tomar medidas concretas para apoyar su sustento y proteger el futuro y el relevo generacional de la agricultura.
En un mundo cada vez más interconectado y amenazado por crisis múltiples, la lucha de los agricultores es un llamado urgente y desesperado para construir un sistema agroalimentario más justo, competente y sostenible económica y productivamente para todos.