"Pónganse una cinta con nombre y apellidos, si se quedan van a morir". El mensaje 'last-mile' que faltó en Valencia

El meteorólogo Francisco Martín, experto de Meteored, recordó en la jornada celebrada el pasado lunes en nuestras oficinas los impactantes anuncios que se hicieron con la llegada de Milton a Florida, ¿podría haberse hecho algo parecido en Valencia?

Los expertos en meteorología y geografía que coincidieron en las oficinas centrales de Meteored hace unos días analizaron los factores que convirtieron en un evento terriblemente destructivo la DANA que asoló Valencia el pasado 29 de octubre, no tienen dudas: hay que mejorar los cauces de comunicación con la ciudadanía ante una situación de riesgo.

El debate dejó sobre la mesa una reflexión de nuestro experto Francisco Martín León, sobre las diferencias entre la cultura anglosajona y la de la Europa continental a la hora de comunicar esos riegos a la población.

¿Hubiera cambiado significativamente el balance de pérdidas humanas si, en Valencia, las autoridades hubieran emitido a tiempo un mensaje 'last-mile', o de último kilómetro, como el que se utilizó ante el huracán Milton?

¿Qué es la preparación de última milla?

Para afrontar un posible desastre causado por fenómenos naturales extremos, como tsunamis, terremotos o inundaciones, es necesario prever acciones y estrategias finales que garanticen que los recursos y las personas estén listas y organizadas para responder de manera efectiva cuando, finalmente, ocurre el evento catastrófico.

Este concepto se centra tanto en la planificación y respuesta de gobiernos u organizaciones internacionales, como en la preparación de las comunidades o individuos que se verán directamente afectados, lo que incluye, desde luego, una comunicación efectiva.

Sobre este último aspecto, es fundamental asegurarse de que las poblaciones tengan acceso a información clara y actualizada sobre el riesgo inminente, mediante múltiples canales de comunicación, como radios y redes sociales, o sistemas de alerta temprana, como sirenas, aplicaciones móviles o mensajes SMS.

Un acceso a la información que es crítica porque, en muchos casos, las vidas dependerán de la rapidez y la efectividad con la que las personas puedan actuar en los momentos previos al impacto derivado de un fenómeno extremo. Y, en ese sentido, ¿cómo es de importante el mensaje?

La amenaza por el huracán Milton, ¿buen ejemplo de mensaje de último kilómetro?

"Puedo decir sin dramatizar en absoluto: si deciden quedarse en una de esas zonas de evacuación, van a morir". Es el impactante aviso que lanzó a sus vecinos Jane Castor, la alcaldesa de Tampa, en la costa oeste de Florida, Estados Unidos, ante el inminente impacto del huracán Milton el octubre pasado.

No fue el único. El jefe de policía de la isla de Anna Maria, William Tokajer, lanzó otro categórico y brutal mensaje a la ciudadanía en una entrevista en la CNN: “Si no han evacuado, váyanse. Si no hacen caso, estarán solos. Deberían coger un bolígrafo y escribir su nombre y el número de un familiar en su brazo para que cuando les encontremos sepamos a quien llamar”.

El gobernador Ron DeSantis advirtió a los residentes de las regiones amenazadas por Milton que decidieran no seguir los planes de evacuación que “no vamos a poder volver a buscar a las personas que se queden aquí”.

Hasta el presidente del país, Joe Biden, hizo su propio llamamiento a los habitantes de la zona: “El momento de evacuar es ahora, ahora, ahora (…) Es cuestión de vida o muerte”, y añadió que esa podría ser la peor tormenta que hubiera sufrido la nación en el último siglo.

Advertencias de una dureza estremecedora que, sin embargo, finalmente resultaron la clave para que los habitantes de las zonas en riesgo tomasen la decisión vital de autoprotegerse.

¿Alarmismo o sensatez?

Los mensajes anteriores contrastan con la sensación de tranquilidad que transmitió el presidente de la Generalitat valenciana, Carlos Mazón, quien, a las 13:00 horas del 29 de octubre, anunció que lo peor había pasado ya, y que la intensidad de la DANA disminuiría en las horas siguientes.

Ello, a pesar de que seguía vigente el aviso rojo que la AEMET había activado a las 7:36 h de la mañana para el interior norte de Valencia, que a las 09:48 se elevó también al litoral. O lo que es lo mismo: riesgo meteorológico extremo por fenómenos no habituales, de intensidad excepcional y con un nivel de riesgo para la población muy alto.

En las horas sucesivas al aviso de la AEMET, se cerraron puertos, se suspendieron las clases, se cortaron carreteras, se interrumpió la alta velocidad entre Madrid y Valencia y las redes sociales empezaron a llenarse de videos de calles inundadas, vehículos arrastrados por las riadas, barrancos desbordados o tornados.

Sin embargo, no fue hasta las 20:12 horas cuando la población en riesgo recibió en sus móviles el SMS del sistema ‘ES-Alert’ para avisar del peligro ocasionado por las fuertes lluvias e informar de medidas preventivas. Demasiado tarde. Miles de personas estaban ya en estos momentos, con el agua al cuello literalmente.

Hay que darle una vuelta a los sistemas de avisos meteorológicos actuales en España. La mayoría de la gente no entiende los impactos asociados a un aviso rojo, con mensajes o información más contundente.

Son muchas las lecciones que debemos extraer de la DANA de Valencia: cómo planificar nuestras ciudades, cómo respetar los espacios de la naturaleza, cómo prepararnos para enfrentar el cambio climático... Pero quizás, de las más urgentes, es preparar a la población y saber cómo y cuándo advertirle, de que es la vida misma de las personas la que corre peligro inminente.

Referencias de la noticia

Last mile communication, 2017, Irina Stanciugelu, Aurel Bilanici, Ian Cameron. Communicating Disaster Risk, pp. 413-440, https://data.europa.eu/doi/10.2788/842809.

Preparación de "última milla" para un posible desastre: enfoque interdisciplinario para la alerta temprana de tsunamis y un sistema de información de evacuación para la ciudad costera de Padang, Indonesia, 2009, H. Taubenböck et al., https://doi.org/10.5194/nhess-9-1509-2009.