¿Podría la contaminación atmosférica hacer más peligrosas las tormentas? La teoría de la Universidad James Madison
Las investigaciones de la Universidad James Madison indican que la contaminación aumenta la gravedad de las tormentas eléctricas, incrementando la actividad de los rayos en zonas urbanas de EE. UU. como Washington D.C. y Kansas City.
La contaminación podría estar haciendo aún más peligrosas las tormentas de verano. Un estudio reciente de la Universidad James Madison (JMU) ha descubierto que la contaminación atmosférica urbana aumenta la intensidad de las tormentas, sobre todo en ciudades como Washington D.C. y Kansas City. La investigación sugiere que los contaminantes pueden provocar más rayos, haciendo que las tormentas eléctricas sean más peligrosas.
La investigación analizó más de 500 000 tormentas eléctricas en las dos regiones, utilizando 12 años de datos sobre rayos de la Red Nacional de Detección de Rayos.
El papel de la contaminación en la intensificación de las tormentas
Este estudio realizado por la JMU pone de relieve una conexión preocupante entre la contaminación atmosférica y la intensidad de las tormentas eléctricas. El estudio, centrado en dos grandes ciudades de EE. UU. -Washington, D.C., y Kansas City- descubrió que las partículas contaminantes, una vez arrastradas a las nubes de tormenta, desempeñan un papel importante en el aumento de la actividad de los rayos.
«La contaminación actúa como núcleo de las nubes, aumentando la carga eléctrica de la tormenta y provocando más rayos», explica el investigador principal y profesor de geografía de la JMU, Mace Bentley.
Los resultados revelaron que las tormentas eléctricas en entornos más contaminados tienden a producir más rayos nube-tierra, especialmente cuando la inestabilidad atmosférica es alta. Esta correlación sugiere que la contaminación atmosférica no sólo contribuye a la mala calidad del aire, sino que también exacerba las condiciones meteorológicas severas.
Profundizar en los datos
El estudio, de tres años de duración, constató que en los días de mayor contaminación eran más frecuentes las tormentas eléctricas. Estableció una relación directa entre el aumento de las concentraciones de aerosoles y el mayor número de rayos, sobre todo en entornos con una inestabilidad atmosférica significativa, medida como energía potencial convectiva disponible (CAPE).
Además, la investigación pone de relieve que la cantidad de contaminantes en el aire, más que el tamaño de sus partículas, desempeña un papel clave en la intensificación de las tormentas. En regiones con un CAPE elevado, los contaminantes parecen amplificar la energía de la tormenta, provocando un tiempo más intenso y peligroso.
Estos resultados subrayan la importancia de vigilar la calidad del aire y su posible repercusión en el tiempo, especialmente en las zonas urbanas propensas a fuertes tormentas.
Implicaciones globales
Las implicaciones de esta investigación van mucho más allá de Washington D.C. y Kansas City. Como la urbanización sigue aumentando en todo el mundo, es probable que más ciudades experimenten los efectos agravantes de la contaminación sobre el clima local.
Los resultados preliminares sugieren que estas ciudades pueden experimentar tormentas aún más intensas, lo que suscita preocupación por el creciente impacto de la contaminación urbana en los patrones meteorológicos. Bentley subraya que la contaminación urbana puede intensificar las tormentas y los rayos, independientemente del lugar del mundo en que se produzcan.
La investigación pone de relieve la necesidad de controles más estrictos de la contaminación y modelos de predicción meteorológica más completos que tengan en cuenta los efectos de la calidad del aire en la intensidad de las tormentas.
Referencia de la noticia:
James Madison University. “Three-year study suggests air pollution increases thunderstorm danger" https://phys.org/news/2024-08-year-air-pollution-thunderstorm-danger.html