Ortorexia: qué es, síntomas, tratamiento y prevención de este trastorno alimentario
Una nueva manera disfuncional de relacionarse con la comida se suma a la anorexia y la bulimia, que ya afectan al 20% de los menores entre 7 y 18 años en España. Sus consecuencias para la salud pueden ser graves.
¿Te preocupas más por las características saludables de lo que comes que por el placer de comerlo? ¿Pasas más de tres horas al día pensando en comida saludable? ¿Te sientes superior respecto a otras personas que no se alimentan como tú?
¡Cuidado! La obsesión patológica por comer alimentos considerados saludables, es el nuevo trastorno alimentario que preocupa a médicos y nutricionistas. Se llama ortorexia, y aunque aún no está recogida en las clasificaciones psiquiátricas oficiales, profesionales de la salud mental alertan de su existencia y ya la tratan en sus consultas.
A diferencia de otros trastornos alimentarios, como la anorexia o la bulimia, que suelen centrarse en la cantidad de alimentos consumidos, su valor calórico o el control del peso corporal, la ortorexia se enfoca en la calidad de los alimentos y en la pureza de la dieta.
En la creencia de que no son saludables, la persona ortoréxica rechaza alimentos como la carne, las grasas u otros sin etiquetado ecológico, lo que puede derivar en anemia, pérdida de energía y carencias vitamínicas o de oligoelementos.
Es importante diferenciar la ortorexia de una alimentación conscientemente saludable. Y es que, preocuparse por la calidad de los alimentos no es un problema en sí mismo. Lo es, cuando la obsesión por comer de una determinada manera termina dominando la vida con consecuencias negativas en la salud física, mental y en las relaciones sociales.
¿Cómo detectar la ortorexia?
Hasta el momento, se ha observado que este trastorno alimenticio está asociado con comportamientos obsesivos y muy perfeccionistas. Como ocurre en otros del mismo tipo, son un modo de reflejar el malestar emocional o la dificultad de controlar alguno o varios aspectos de la vida personal.
En el caso de la ortorexia, estas son sus principales características.
Obsesión por la alimentación saludable: las personas con este trastorno dedican una cantidad ingente de tiempo y energía a planificar, comprar y preparar alimentos que consideran saludables. En ocasiones, esta preocupación puede llegar a condicionar su día a día, interfiriendo en su trabajo, su ocio y sus relaciones afectivas.
- Limitaciones dietéticas extremas: suelen rechazar alimentos que no consideran saludables, como alimentos procesados, azúcares, grasas o productos de origen animal, entre otros. Esto puede conllevar una dieta muy restrictiva y, paradójicamente, un empeoramiento de la calidad de la alimentación.
- Superioridad moral: a menudo, las personas con ortorexia desarrollan un sentimiento de superioridad moral respecto a aquellas personas que no siguen una dieta tan estricta o, directamente, no cuidan su alimentación, lo que puede afectar sus relaciones sociales.
Tratamiento de este trastorno alimentario
Es fundamental que la persona con ortorexia desarrolle una relación más equilibrada y flexible con la comida. Por ello, el tratamiento requiere muchas veces de una intervención multidisciplinar que incluya a dietistas y médicos y profesionales de la salud mental que, además, ayudarán a tratar las causas subyacentes de la obsesión por la alimentación saludable.
Habrá casos en los que psicoterapia no sea suficiente y deba suplementarse con un tratamiento farmacológico para regular el estrés y la ansiedad.
En general, se recomienda que, poco a poco, se vuelvan a incorporar a la dita todos los nutrientes que fueron rechazados para retornar a una alimentación saludable en la que se ingieran cantidades suficientes de todos los grupos de alimentos.
La prevención, fundamental
En la medida de que la ortorexia avanzada puede suponer un peligro grave para la salud, capaz de provocar hiponatremia (niveles bajos en sodio), acidosis metabólica o pancitopenia (niveles bajos de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas), conviene tomarse en serio este nuevo trastorno alimenticio y aprender a prevenirlo.
Y ahí, la educación, sobre todo en edades tempranas, resulta fundamental para evitar trastornos de la conducta relacionados con la alimentación que, en España, afectan al 20% de los menores entre 7 y 18 años.
Enseñar el respeto a uno mismo, a su cuerpo, y a los demás, o educar en modelos de belleza y conductas no estereotipados, son la base de un correcto desarrollo emocional que evitará complejos e inseguridades.