La pandemia que viene: resistencias a antibióticos
Si algo hemos aprendido de la pandemia actual es que un pequeño cambio en el otro lado del mundo puede afectar a la población de toda la Tierra. O quizás no lo hayamos aprendido, porque la posibilidad de nuevas pandemias está más cerca de lo que pensamos. La más crítica, la provocada por las resistencias a antibióticos.
Desde hace años, se ha puesto el foco de las resistencias a antibióticos (RAM) en los sectores de salud y agricultura, pero en este momento las evidencias son cada vez más claras: debemos enfocarlo también hacia el medio ambiente ya que el desarrollo, transmisión y la propagación de bacterias resistentes a los antibióticos se produce en este medio. No actuar pronto puede llevar a la población a que una enfermedad antes leve, suponga ahora la muerte.
Se presentó hace poco más de un mes un informe elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) sobre las dimensiones ambientales de la resistencia a los antimicrobianos. Se han centrado en cómo las actividades humanas favorecen la aparición de resistencias a antimicrobianos en el medio ambiente. Incide en un tratamiento global como “One Health” para comprender las dimensiones de este problema y la interrelación entre la salud humana, animal y ambiental.
¿Qué son resistencias a antimicrobianos RAM ?
Los antimicrobianos son agentes necesarios y destinados a matar o inhibir el crecimiento de microorganismos. Las RAM se producen cuando bacterias, virus, parásitos u hongos mutan en respuesta a tratamientos a los que antes eran susceptibles. A medida que estos microorganismos evolucionan, generan resistencias (pura supervivencia) a los antimicrobianos. Estos compuestos, liberados al medio ambiente, crean una presión selectiva que se une a las naturales favoreciendo nuevas resistencias.
¿Qué factores influyen en este aumento de resistencias?
- El mal uso de antibióticos, en animales y en personas. En Europa llevan varios años implementando planes estratégicos, pero no en todo el mundo es así.
- Liberar al medio ambiente antimicrobianos por actividades humanas debido a un mal saneamiento, o a partir de tierras y aguas contaminadas. Más del 56% de las aguas residuales domésticas e industriales en el mundo se vierten al medio ambiente con poco o ningún tratamiento (ONU hábitat , OMS 2021).
- Vertidos de excrementos humanos o animales sin tratar o aguas residuales para regadío de tierras de cultivo. El 11% de todas las tierras de cultivo de regadío a nivel mundial recibe aguas insuficientemente tratadas (Kookana et al. 2020).
- Flujos de vertidos de residuos de hogares, hospitales, agricultura, fabricación de productos químicos y medicamentos sin tratamiento. 2 000 millones de personas no disponen de instalaciones sanitarias básicas.
- Incremento en el movimiento de alimentos, personas y mercancías.
- La crisis climática: el aumento de la temperatura y la deforestación puede conducir a un aumento en la transmisión. Los cambios en condiciones ambientales pueden provocar inundaciones que favorezcan el desbordamiento de alcantarillas y aguas residuales no tratadas.
Todos los factores son más alarmantes en países en estas vías de desarrollo donde no se implementan medidas y actuaciones que hacen frente a este problema. Seguramente hemos aprendido que, si no promovemos acciones mundiales globales, más pronto que tarde, nos afectarán directamente a nosotros.
*El documento que aporta el informe O'Neill 2016, si bien aporta datos, ha sido polémico con estudios posteriores al no incluir ciertas incertidumbres en las estimaciones.