Oleg Kononenko cumple 1000 días en el espacio: ¿cómo ha afectado a su cuerpo y a su salud?
Nadie había pasado tanto tiempo en el espacio, y aunque son conocidos los efectos que tiene la gravedad en el cuerpo humano, científicos y médicos de todo el mundo tienen sus ojos puestos sobre el astronauta ruso.
Acaba de realizar una proeza inédita hasta el momento: es la primera persona que ha cumplido 1000 días en el espacio, un tiempo que en un entorno de microgravedad tiene efectos significativos en el cuerpo humano.
El primer astronauta del mundo en batir este récord
Estamos hablando de Oleg Kononenko, un veterano astronauta ruso de la Agencia Espacial Rusa (Roscosmos), que con 59 años lleva dos años y nueve meses en el espacio exterior, logrando una hazaña que no había conseguido ningún astronauta o persona en el mundo.
El impacto de la microgravedad en el aparato locomotor
Al tratarse de algo nunca visto anteriormente, científicos y médicos de todo el mundo están a la expectativa de conocer qué efectos pueden producirse en la salud del cosmonauta, más allá de los ya conocidos.
Y es que está más que probado que la falta de gravedad provoca una pérdida de masa muscular y densidad ósea. En estudios realizados a astronautas se ha observado que pueden perder hasta un 20% de su masa muscular y un 1-2% de densidad ósea por mes en el espacio, a pesar de realizar ejercicios diarios.
Kononenko no es la excepción y ha seguido un régimen de ejercicios estricto para mitigar estos efectos, unas rutinas que incluyen el uso de máquinas de resistencia, cintas de correr y bicicletas estáticas diseñadas para su uso en microgravedad.
Sin embargo, la recuperación completa de masa muscular y densidad ósea al regresar a la Tierra puede llevar varios meses, lo que sugiere que, a pesar de las medidas que toman los astronautas, los efectos adversos persisten durante largos periodos de estancia en el espacio.
Alteraciones en el sistema cardiovascular y la visión
Otro sistema que se resiente por la microgravedad es el cardiovascular. Si en la Tierra el corazón trabaja contra la gravedad para bombear sangre a todo el cuerpo, en el espacio este esfuerzo disminuye, lo que puede llevar a un deterioro del músculo cardíaco.
Por si fuera poco, este desplazamiento de fluidos puede aumentar la presión intracraneal, lo que acaba afectando a la visión. De hecho, son muchos los astronautas que han reportado problemas visuales, como la disminución de la agudeza visual y la aplanación del globo ocular, un síndrome conocido como "Síndrome de Deterioro de la Visión y Presión Intracraneal" (VIIP).
Cambios neurocognitivos y psicológicos
La vida en el espacio no solo afecta físicamente a los astronautas, sino que también tiene impactos significativos en su salud mental y capacidades neurocognitivas. La falta de gravedad, el confinamiento en un espacio reducido y la lejanía de la Tierra pueden contribuir al estrés, ansiedad y cambios en la función cognitiva.
De hecho, diversos estudios han demostrado que los astronautas pueden experimentar dificultades en tareas que requieren atención sostenida, memoria y toma de decisiones, cruciales para la seguridad y éxito de las misiones espaciales. Para mitigar estos efectos, se realizan técnicas de apoyo psicológico que incluyen hablar regularmente con la familia, realizar actividades recreativas y seguir un horario estructurado para mantener la normalidad y la rutina.