Se habla de "ola de calor": ¿han llegado los veranos de 6 meses a España?
El mes de abril se despide con un episodio extraordinario de altas temperaturas más típicas de la canícula, y de hecho ya se habla de la primera ola de calor del año. ¿Es esto cierto? ¿Hacia dónde vamos?
En los últimos años estamos viendo que se está produciendo una sucesión de episodios extremos en nuestro país, y además en épocas en las que hasta nada eran situaciones aisladas o esporádicas. Sin embargo, desde que comenzó el siglo XXI hemos entrado en una espiral de eventos extraordinarios, cada uno más que el anterior, sorprendiendo hasta a los más expertos en la materia.
Y de nuevo, la meteorología y el cambio climático están siendo uno de los protagonistas de este año en España. Resulta que estamos a finales del mes de abril y de nuevo estamos hablando de una situación muy alejada de la que tendríamos que tener en estas fechas. Efectivamente, hablamos de la primera "ola de calor" de 2023.
¿Estamos ante la primera ola de calor de 2023?
Precisamente en estas jornadas se van a batir un buen puñado de récords en la Península Ibérica: en varias capitales se han alcanzado los 35 ºC, incluso más en algunas zonas de la mitad sur, y se han activado los primeros avisos por altas temperaturas... en abril. Hablamos de valores máximos que se sitúan entre 10 y 15 ºC por encima de la media climática de las fechas, localmente más.
Un episodio histórico en abril... pero no podemos hablar de una ola de calor como tal, al menos con la definición oficial que tenemos en España. Porque los criterios son diferentes dependiendo del país. Eso sí, a todos nos viene a la cabeza que en este tipo de situaciones se asocian a temperaturas anormalmente altas que se mantienen varios días, y afectan a una parte importante de un determinado territorio.
De acuerdo con la AEMET, una ola de calor es "un episodio de al menos tres días consecutivos, en que como mínimo el 10 % de las estaciones consideradas registran máximas por encima del percentil del 95 % de su serie de temperaturas máximas diarias de los meses de julio y agosto del periodo 1971-2000".
En definitiva, el episodio de temperaturas históricas y de pleno verano que estamos viviendo estos días no puede considerarse una ola de calor de forma oficial en nuestro país, porque se toma como referencia el percentil del 95% de los meses caniculares. Las temperaturas de estas jornadas no serían muy anómalas en plena canícula...¡pero es que estamos a finales de abril!
¿Hay que cambiar los conceptos de ola de calor y adaptar la ley y los protocolos a la nueva realidad?
En los últimos años estamos viviendo eventos de episodios de temperaturas muy inusuales en los meses de primavera y de otoño en España, y todo indica que se volverán más recurrentes en un futuro. Quizás ha llegado el momento de darle una vuelta al concepto de ola de calor para meses no estivales, cuyos impactos también son significativos para la salud, el campo o en el monte.
Y no sólo los avisos, también algunos protocolos y algunas leyes. Ya estamos viendo en las últimas semanas que, por ejemplo, la restricciones en las quemas se están aplicando sobre la marcha debido al riesgo extremo de incendio, resultado de estas temperaturas tan altas a destiempo y períodos de sequía cada vez más habituales en nuestro territorio.
¿Tendremos veranos de 6 meses en España?
Es un hecho constatado que las estaciones de transición (la primavera y el otoño) tienen una menor duración debido a que los veranos son cada vez más largos. Los días de temperaturas veraniegas se adelantan cada vez más y se prolongan hasta bien entrado el otoño. Y si se cumplen las proyecciones climáticas, este proceso se agudizará más en las próximas décadas.
Todavía es pronto para hablar de veranos de seis meses (aunque el año pasado prácticamente eso es lo que duró), pero han aumentado alrededor de 40 días desde la década de los 80. Ese adelanto es de unos 10 días por década. Hoy en día, los veranos empiezan más de un mes antes que hace 40 años, algo que está en consonancia con los episodios de temperaturas muy altas que estamos viviendo en estos últimos años en la segunda mitad de la primavera.
Y esto parece que será la nueva realidad climática. Fenómenos extremos cada vez más extremos y recurrentes en los próximos años. ¿Estamos preparados? Los cambios se están produciendo a una gran velocidad, y en España desgraciadamente las lecciones se han aprendido a golpe de desastre.
Urge anticiparse y adaptarse a la nueva situación. Y la educación, la divulgación y la formación juegan un papel clave. El actual cambio climático es un proceso que a corto y medio plazo ya no puede detenerse, pero está en nuestras manos tomar la iniciativa para mitigar sus efectos.