Ola de calor: ¿con cuántos grados aumenta la mortalidad en España?
Hace unos años la Escuela Nacional de Sanidad publicó un estudio que fija los umbrales a partir de los que aumentan las muertes, de forma estadísticamente significativa, debido al calor.
Después de muchos días de predicciones y análisis, la ola de calor ya está en marcha. Ahora mismo el mapa de avisos de la AEMET muestra cerca de 25 provincias con avisos por altas temperaturas para hoy y más de 30 para mañana y el viernes. En el ámbito meteorológico nunca se ha dudado de la incidencia de este envite de aire tropical continental, procedente del Sahara. Entre la gente, sin embargo, se ha instaurado una sensación de desconfianza ante las informaciones que se vertían, por exageradas. “Calor de verano” desde luego, pero anómalo. Parece que aún no ha quedado clara la incidencia que tienen este tipo de episodios en la salud, así que, partiendo de una publicación en Twitter del Grupo de Investigación en Salud y Medio Ambiente Urbano, vamos a recuperar un estudio de la Escuela Nacional de Sanidad.
En el impacto de una ola de calor obviamente influyen, sobre todo, los factores meteorológicos, que se ven agravados si el episodio tiene una larga duración al suponer una mayor mortalidad. En esta última también influye la ubicación en el calendario, son más problemáticas las que llegan al inicio del verano, y la contaminación atmosférica, cuyos efectos perjudiciales aumentan con las altas temperaturas -incluido el polvo en suspensión-. El actual envite de aire sahariano cumple todas estas máximas a rajatabla.
Afortunadamente, en los últimos años los fallecimientos derivados del calor han ido reduciéndose, debido sobre todo a los avances médicos en el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares. Las defunciones por causas respiratorias se mantienen constantes. Unas y otras en la ola de calor del verano de 2003 provocaron más de 70.000 muertes en Europa, aproximadamente 6.000 en España. Según los expertos de la Escuela Nacional de Sanidad, el avance médico se verá compensado por el mayor número y duración de los episodios cálidos debido al calentamiento global.
La concienzuda investigación de 2015 extrajo el umbral de temperaturas a partir del que comienza aumentar la mortalidad de forma estadísticamente significativa. Algunos ejemplos por provincias, en Madrid el valor crítico es de 34 ºC, el mismo que en Albacete o Valencia; en Zaragoza es de 36 ºC y en Sevilla de 40 ºC. Estos umbrales son atribuibles a las máximas, en las temperaturas mínimas no hacen falta los famosos registros tropicales o ecuatoriales para pasar factura en la salud. En Teruel basta que por la noche el mercurio no baje de los 16 ºC. En A Coruña o Badajoz se requiere una mínima de 20 ºC y de 24 ºC en Barcelona o Toledo. Depende de cuánto esté habituada la población al calor. ¿La moraleja? Estos días hay que hacer caso a los avisos y tener una conducta responsable, acorde a las recomendaciones de las instituciones oficiales.