Nunca dirías que estos alimentos no son aptos para veganos, ¡descúbrelos!

Aclaramos primero las diferencias entre el vegetarianismo y veganismo. Los primeros rechazan por principios éticos, morales o sencillamente porque quieren, el consumo de carne. En cambio, el veganismo va mucho más allá, es una filosofía ética en la que se rechaza el uso de animales ya sea como alimento, ropa, transporte… es decir, un completo estilo de vida.

En cuanto a la alimentación, además de eliminar el consumo de carne, pescado, huevos o lácteos también implica la exclusión de miel, aditivos o cualquier ingrediente de origen animal.

Si bien el término “vegano” llegó en 1944 de la mano de Donald Watson, creador de la Vegan Society, esta filosofía no es nueva. De hecho, los griegos ya adoptaron estas corrientes. Así que ni moda, ni nueva. Eso sí, su creciente auge indica que ha llegado para quedarse.

No es fácil ser vegano en un supermercado

Primero porque la industria conoce bien las tendencias y el mundo del ultraprocesado se ha subido al carro del veganismo.

Y sí, hay alternativas veganas con textura y hasta sabor a carne. Si bien seguirán siendo ultraprocesados a los que los veganos también tienen derecho (faltaba más), son una alternativa a quienes antes comían carne y les apetece, pero por sus principios morales prefieren no comerla.

Eso sí, no hay que olvidar que esta es la parte “fácil”.

Alimentos veganos que no lo son

La parte difícil llega cuando crees que estás comprando alimentos veganos cuando realmente no lo son. Verás qué locura.

• La manzana tiene una capa de cera de forma natural que con el lavado y cepillado se pierde. Para recuperarla se añaden otros tipos de ceras como la cera de carnauba (de origen vegetal), o cera de abeja o goma laca. Ambas provienen de origen animal. Así que cuando un vegano pregunte por esa manzana… no está loco, se ha informado. Y ahora tú también.

• El vino vegano es otro de los marcados como “¿qué puede tener el vino de origen animal?”. Cada vez con menos frecuencia, pero aún se realiza, el uso de clarificantes en base a proteínas de origen animal e incluso claras de huevo o gelatinas. Esto también puede ocurrir con la cerveza.

No hay cantidad segura de alcohol, vegana o no.

• Alimentos enriquecidos: con vitamina D como bebidas vegetale, cereales o zumos. Esa vitamina D proviene con frecuencia de la lanolina que a su vez proviene de la lana de oveja. O los enriquecidos con Omega 3 que proceden de anchoas o sardinas. El único suplemento que realmente necesitan las personas veganas es la Vitamina B12 y las no veganas, salvo necesidad prescrita: ninguno.
• Rojo que te temo, rojo: alimentos como mermeladas, caramelos, o bebidas energéticas pueden llevar el colorante E-120 que se llama “rojo cochinilla” que procede las hembras del insecto Kermes vermilio.
• No sólo las golosinas pueden ser no aptas para veganos por el color, sino porque se utilizan gelatinas y colágeno de origen animal, además, su recubrimiento puede ser de goma laca o cera de abeja, como vimos antes en las manzanas.
• Azúcar: ¡cómo va a tener ingredientes de origen animal! Como con el vino, no es el ingrediente, es el proceso. Uno de los agentes del refinado puede ser el carbon activado derivado de la carbonizacion de huesos animales. En España no se utiliza, aquí es más habitual carbón en grano o de plantas, además, suele ser azúcar de remolacha que es 100% vegano. Hay más dificultades en países como Estados Unidos donde aún grandes compañías azucareras lo utilizan.

• Snacks: Estos productos se fabrican en instalaciones donde se utilizan aditivos con lactosa que, por contaminación cruzada, pueden contener trazas en snacks donde no deberían estar.
• Quitosano: es un aditivo muy útil para evitar mohos, pérdida de humedad, con propiedades antimicrobianas, pero cuyo origen puede ser animal (caparazón de algunos mariscos) o fúngico. El uso es como espesante y conservador, aunque se ha planteado como recubrimiento de frutas como el plátano en África para ralentizar su maduración y evitar posibles plagas.

Las personas veganas suelen tener una atención extra en su alimentación, no sólo porque la restricción de algunos alimentos debe garantizar que nutricionalmente se completa con los demás que hay disponibles, sino porque, incluso entre los aparentemente disponibles se pueden encontrar con sorpresas no deseadas.

Lo que sí está claro es que, tanto la opción vegana como la omnívora merecen todo el respeto. Ahora solo falta que la industria alimentaria facilite una información transparente tanto a unos como a otros. Mientras, tocará seguir leyendo (muy bien) las etiquetas.