Muy preocupante: nuevo mínimo histórico en el hielo marino de la Antártida
La NASA ha informado de un nuevo mínimo histórico en la extensión del hielo marino antártico. ¿Son las consecuencias del cambio climático o es una variación temporal? Aquí te lo contamos.
Pareciera que estuviera tan alejado, y sin embargo la interacción planetaria no queda indiferente para este inhóspito rincón de la Tierra. Cada año, los registros son más claros de todo lo que está ocurriendo en el continente blanco. No es solo el hielo que se derrite lo preocupante, sino toda la gran y exquisita biodiversidad que depende de este magnífico ecosistema.
Desde el inicio de los registros satelitales de la Antártida (1979), jamás se había observado un mínimo histórico tan bajo para el hielo marino que la circunda. Sin embargo, a pesar de las consecutivas bajas extensiones que se han detectado, la proyección del hielo marino antártico indica un comportamiento estable y constante a largo plazo.
¡Menos de 2 millones de kilómetros cuadrados!
El pasado 21 de febrero, el hielo marino anexo al continente blanco llegó a su cifra más baja, registrando sólo 1,79 millones de kilómetros cuadrados. La diferencia con el anterior mínimo histórico (25 de febrero de 2022) es equivalente al área que ocupa el estado de Nueva York (130 000 km²).
La variabilidad interanual de las tendencias de hielo marino en torno a la Antártida es algo normal, aunque las proyecciones apuntaban hacia un ligero ascenso antes del 2016. No obstante, son varios los años que han registrado nuevos mínimos históricos, incluyendo 2017, 2022 y ahora se ha sumado el 2023.
¿Es una consecuencia del calentamiento global o una variación temporal?
Walt Meier, científico del hielo marino en el Centro Nacional de Datos de Hielo y Nieve (NSIDC, por sus siglas en inglés) señala que "existe cierta discusión sobre el cambio de régimen de hielo marino antártico desde 2016, hacia una extensión generalmente menor, y que tal vez esto podría ser la respuesta al calentamiento global".
Meier también agrega que "es difícil decir en este momento si se trata de un cambio real y una respuesta al calentamiento, o simplemente una variación temporal de varios años". Recordemos que quienes se dedican a investigar científicamente los orígenes y evolución en el tiempo de la Antártica, también dependen económicamente de este ecosistema. Por tanto, la cadena de repercusiones desde y hacia el continente blanco abarca más aristas de las que podemos imaginar.