Revolución en la tradición: en Nochevieja, las uvas ¿con o sin pepitas?
La Nochevieja conlleva una necesidad imperiosa de comprar uvas, además con la mayor antelación posible, por si llega el día y no quedan. Eso sería inasumible. Lo que no queda tan claro es cuáles comprar, con o sin pepitas. ¿Alguna es más saludable?
En estos días en los que estamos preparando la Nochevieja, los cuencos se dividen en, al menos, tres tipos de preferencia en las uvas: uvas con pepitas y piel, uvas sin pepitas, uvas sin pepitas ni piel. Los más quisquillosos del lugar dirán: antes las uvas eran las que eran y punto.
Siempre es una suerte poder ofrecer más opciones y para esto, la naturaleza y la industria nos ayudan. ¿Cómo hemos conseguido uvas sin pepitas? No, no son transgénicas, y si lo fueran, no pasaría nada. Este proceso es mucho más lento y no sólo se ha hecho en las uvas.
El adiós de las pepitas
Los plátanos también tenían pepitas hace años y ahora nos parece de lo más raro. Esto para cuando digamos que la fruta es “natural”.
Las pepitas son un rollo, necesarias, pero un rollo a la hora de comer. Somos unos comodones. Tanto nos disgustan que no solo lo hemos hecho con el plátano, las uvas y también con la sandía. Próximo objetivo: la chirimoya. Por favor, háganlo ya con la chirimoya.
Ninguna de estas frutas es transgénica. En realidad, es un proceso mucho más largo y costoso. Se seleccionan especies hasta lograr que no haya semillas. Para conseguirlo, se realiza un proceso conocido en agricultura llamado partenocarpia. Se basa en la hibridación de las plantas y no en la fertilización, que para eso sí faltarían las semillas. Este proceso da frutas estériles. A base de cruces selectivos de especies se consiguen estos frutos sin semillas.
En el mundo de las uvas la creación no para, del mismo modo se han obtenido uvas con sabor a algodón de azúcar para los amantes de lo más dulce (muy dulce). Hablamos de más de 400 variedades sólo en España, así que elige la que quieras, que seguro que hay una para ti.
Más sobre las uvas sin pepitas
Las uvas sin pepitas ya se cultivaron sin mayor éxito hace unos 20 años en California. Ahora mismo es Murcia quien tiene el 90% de la producción de estas variedades. Y no, tampoco en España somos los que más uvas sin pepitas consumimos, Alemania o Reino Unido nos ganan de lejos, aunque cada vez aumentan más las ventas aquí. Eso sí, si las quieres sin piel... ahí ya toca meter mano desde la industria y quitarlo con procesos mecánicos.
¿Cómo se quita la piel?
Para los que las quieren sin pepitas y sin piel, también tenemos opción. La piel se retira mediante un procedimiento mecánico, por fricción, rozamiento. Pero eso lo hacen las empresas que controlan las condiciones. Si nosotros lo queremos hacer en casa, primero tenemos que quitarles las pepitas con una horquilla, unas pinzas o con un clip que lo abramos para que tenga forma de gancho. Lo más lógico es hacerlo por el hueco del pedicelo (por donde se une al racimo). Después, escaldamos las uvas, las ponemos en agua hirviendo unos segundos y rápido después en agua con hielo. Ahí ya la piel sale sola.
Qué variedad elegir
Bueno, depende de los gustos de cada uno, pero la más habitual es la variedad Aledo. Fíjate que incluso se le llama “Aledo de Navidad”, eso ya da una pista. Tiene denominación de origen cultivada en el Valle de Vinalopó en Alicante.
Su maduración es tardía, desde finales de octubre hasta diciembre y eso hace que coincida bien por fechas. Estas uvas de Vinalopó se envuelven en una bolsa, en un principio parecía que era para evitar plagas, pero consiguió una maduración homogénea, color uniforme... y así siguen.
¿Por qué comemos uvas en Navidad?
Antes de esta tradición, lo que se hacía este día era rezar y tener recogimiento, ni fiesta, ni Cachitos, ni uvas ni nada. Un rollo. La primera referencia escrita está en un periódico en 1893 hablando de la “costumbre” de comer uvas, así que por lo menos el año anterior ya se hacía. En 1894 ya lo utilizaron como “costumbre imperecedera”. De hecho, decían: “las uvas, comidas con fe la última noche del año viejo, traían felicidad en el nuevo”.
Pero vamos, aquí no se aclara nadie, unos decían que si era una costumbre francesa, que si eran por la salud, dinero y alegría. Sólo hizo falta un poco de publicidad… y ya está liada. En 1897 había artículos de “las 12 uvas milagrosas” o haciendo referencia a los 12 meses del año.
Entonces lo del excedente de uvas ¿no es cierto?
Es poco probable, se dice que unos agricultores de Alicante aprovecharon el excedente para crear la leyenda. La realidad es que con los medios que había en aquellos momentos es realmente difícil que hubiera uva fresca a finales de año. Quizá sí es posible que todo empezara allí, donde hay una gran tradición de uvas de mesa. Algunos dicen que un hombre guardó unas pocas para despedir el año y de ahí al boca a boca.
Sea como fuere, mantener una tradición que se basa en comer fruta, siempre va a ser una buena idea, sólo queda mantenerla durante el resto del año.
P.D. No olvidéis que los niños pequeños no pueden comer uvas enteras, pueden partirse longitudinalmente a la mitad y esa mitad en otra mitad. En cuartos, vaya, como en las campanadas.
¡Feliz año nuevo!